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Flores para Asunta: el 'oratorio' en su memoria continúa vivo

Seis años después del crimen, amigos de la niña asesinada por sus padres siguen depositando presentes en la cuneta donde fue encontrado su cadáver

Seis años después del asesinato de Asunta Basterra, el lugar donde fue encontrado su cadáver sigue acogiendo un sinfín de muñecos, velas y mensajes que recuerdan la tortura que sufrió la niña durante sus últimos meses de vida y su trágico final.

Desde el primer momento, el punto en el que se produjo el macabro hallazgo -una pista forestal del municipio de Teo- fue llenándose con rapidez de flores, peluches y dedicatorias depositadas por amigos y personas de todo tipo y condición. Muchos de los objetos iniciales ya no están debido al tiempo transcurrido, pero siempre hay alguien que mantiene el oratorio vivo y añade nuevos muñecos o poemas escritos al espontáneo altar instalado en su memoria.

Asunta, que contaba doce años de edad, fue asesinada a media tarde del 21 de septiembre de 2013 en un chalé de la zona de Montouto (Teo) y unas horas después, ya de madrugada, su cuerpo fue hallado en la cuneta de un camino muy poco transitado en el lugar de Feros.

Dos días después, su madre, la conocida abogada Rosario Porto Mella, sería detenida como principal sospechosa del crimen. El padre de la menor, el periodista Alfonso Basterra, correría igual suerte muy poco después. A ambos les quedan aún 12 años para cumplir la condena de 18 que fijó la sentencia.

Según la resolución judicial, la pareja urdió un plan para deshacerse de la pequeña y desarrollaron el mismo a lo largo de varios meses. Durante ese tiempo, la niña fue drogada en numerosas ocasiones con ansiolíticos y la autopsia dictaminó que pocas horas de morir había sido sedada de nuevo con una fuerte dosis de pastillas. Pero Asunta no falleció por sobredosis, sino por asfixia. Fue Rosario Porto, según el dictamen judicial, quien ejecutó la parte final del macabro plan en el interior de la casona que heredó de sus padres, muy cercana a Santiago. No se pudo confirmar la presencia de su exmarido en la escena del crimen, pero fue condenado a igual pena debido a la convicción del tribunal de que el asesinato fue una responsabilidad compartida desde el primer y hasta el último momento.

Pasados ya seis años desde aquella fecha, muchas incógnitas planean aún en torno a un crimen que llevará por siempre el sello de inexplicable. ¿Cuál fue el móvil que empujó a dos padres supuestamente ejemplares a cometer semejante barbaridad? ¿Cómo es posible que se pusieran de acuerdo para ejecutar conjuntamente, de una forma tan chapucera, el delito? ¿Por qué Rosario Porto estaba reformando el piso en el que pretendía iniciar, ya divorciada, una nueva vida con su hija? ¿Por qué estaba buscando también un coche pequeño solamente para ella y Asunta? Solo Alfonso y su exmujer tienen las respuestas.

Contagio de IDEAS DELIRANTES

••• El catedrático de Psicología criminal de la USC, Jorge Sobral, señala en Onda Cero que "las ideas delirantes pueden ser contagiosas y uno de los dos padres tuvo que ser el primero que planteó que Asunta era un problema, que estorbaba", y añade como consecuencia de ese delirio criminal "vamos a drogarla y matarla", pero "alguien tuvo que ser el primero" y desgraciadamente "sabemos que aunque no es lo habitual, esto ocurre aunque no sabemos cuál era la funcionalidad psicológica que tenía la muerte de Asunta". Jorge Sobral señala que "la locura compartida está estudiada y a veces un delirio paranoide con rasgos psicóticos o prepsicóticos aparece y nadie puede comprender cómo alguien puede convercer a su pareja de algo así". Cree que "no son individuos que gestionen sus emociones de una forma normalizada" y habla de "trastornos de personalidad".

21 sep 2019 / 23:38
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