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Frankenstein asoma por Galicia

    EL próximo sábado, 15-J, se cumplen 42 años de las primeras elecciones democráticas en España. Coincide esta fecha con la constitución de las corporaciones municipales, lo cual nos sirve para reflexionar sobre lo poco que se avanzó en algunos aspectos en calidad democrática. Se mejoró, no cabe duda, en casi todo. Por ejemplo, en igualdad de género. Hay muchas más mujeres en política que entonces, aunque casi siempre relegadas a puestos secundarios. Donde menos se avanzó, diría que hay retroceso, es en calidad democrática. Hoy, más que antes, todo vale para alcanzar el poder. Tenemos auténticos especialistas en el arte de la trepa. Comenzando por el presidente del Gobierno, que está en funciones pero que actúa como si hubiera logrado la mayoría absoluta.

    El 15 de junio de 1977 se celebraron elecciones generales para constituir la Cortes y el Gobierno de la nación. La misión fundamental de primer Parlamento fue elaborar la Constitución. No debieron hacerlo tan mal los políticos de la época cuando la Carta Magna sigue vigente, sin visos de modificación en lo fundamental. Desde entonces siempre gobernó España el partido más votado hasta que hace justo un año Sánchez liquidó la norma no escrita.

    En otros ámbitos, fueron relativamente frecuentes los gobiernos de coalición. O de cooperación, que se dice ahora. En Galicia tuvimos en la Xunta un tripartito y un bipartito, ambos de corta duración, y en los ayuntamientos el PSOE y BNG no encontraron grandes dificultades para juntarse, aunque otra cosa es gobernar. El bipartito fue gobierno de coalición, pero no de cooperación.

    El panorama político está muy revuelto en todas partes, incluida esta, la gallega. La volatilidad e inestabilidad caracterizan, salvo excepciones, el ámbito municipal. El mejor ejemplo lo tenemos en Ourense. Esperemos al sábado, pero lo más probable es que ocurra cualquier cosa menos atender a lo que votaron los ourensanos. Los resultados electorales fueron claros. En la ciudad ganó el PSOE y en la provincia el PP, en el segundo caso con gran diferencia sobre el primero.

    Tengo la impresión de que Feijóo predica en el desierto cuando propone que gobierne la lista más votada. Gobernará quien mejor chalanee. Yo te doy esto y tú me das lo otro. Programas, ideología y el voto de los ciudadanos no cuentan. Un gobierno Frankenstein, tal como había definido Rubalcaba, tiene grandes posibilidades de instalarse en la ciudad de las Burgas e incluso en el Palacio Provincial. Algo similar es previsible que suceda en Ferrol, con un tripartito mal avenido, según manda la tradición.

    Galicia se distinguió en la última década por su estabilidad política. Queda un año y poco de legislatura. Es posible que a la cuarta se produzca el cambio. Ya no sería bipartito o tripartito, que además fracasaron. Lo que se avecina es un cuatripartito. Ourense puede ser el laboratorio de lo que se pretende para la Xunta. Gobiernos Frankenstein por partida doble: Ayuntamiento y Diputación. Ni Rubalcaba se lo imaginaría.

    Periodista

    12 jun 2019 / 21:46
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