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EDITORIAL

Frenar la catástrofe demográfica

    "EUROPA ESTÁ ABOCADA a una verdadera catástrofe demográfica". Esta frase la pronunció en junio de 2009 Joaquín Almunia, por aquel entonces comisario de Asuntos Económico de la UE, quién alertaba que el problema "es una bomba de efecto retardado que explotará en las manos de nuestros hijos y nietos". Almunia forma parte del grupo de personalidades que consideran el envejecimiento de la población como un problema bastante más grave que la amenaza terrorista, el cambio climático o la actual crisis económica y que, por tanto, debería ser abordado de una forma global por la Comunidad Europea. Un dato significativo: para poder garantizar una pensión mileurista a un jubilado, en apenas un quinquenio, se necesitará que haya entre cinco y seis trabajadores activos. En España con la tasa de paro por encima del 20% estamos en una situación límite.

    ¿Y qué pasa en Galicia? Aquí la catástrofe que anunciaba Almunia adquiere proporciones más graves. Nuestra comunidad, con Asturias, tiene la tasa de fertilidad más baja de Europa con 8,09 nacimientos por cada mil habitantes; o lo que es el mismo 0,98 hijos por mujer en edad de concebir. Con esas cifras y aumentando la esperanza de vida de los ciudadanos la pirámide poblacional ya sufrió un vuelco considerable. La base cotizante de los trabajadores es cada vez más fina frente a una cúspide demandante de los pensionistas que no para de ensanchar. Es urgente rejuvenecer Galicia, y por tanto, los tres grupos parlamentarios se ponen manos a la obra en una comisión de la que habrá de salir una hoja de ruta para encarar "esta catástrofe demográfica" como antes hicieron otros países europeos aunque, dicha sea la verdad, sin demasiados éxitos. ¿Tienen capacidad la Xunta? Es difícil que en estos momentos aparezca dinero suficiente para cubrir las necesidades de un plan que precisa de dotación económica. Los expertos coinciden en que el modelo de las ayudas directas a los padres para fomentar la natalidad no funcionan; el cheque-bebé de los 2.500 euros en España es buena prueba: durante su vigencia en Galicia, por ejemplo, la tasa de fertilidad bajó de 1,1 a 0,98 bebés niños por mujer.

    Hay que buscar otras soluciones que debieran pasar garantías reales para conciliar la vida laboral y familiar, por la no discriminación de la mujer con hijos, excedencias pagadas para el cuidado de los niños, más y mejores guarderías y, sobre todo, que todas las empresas garanticen la reincorporación de las madres en las condiciones laborales (y salariales) que habrían tenido sin el parón de la maternidad. De esta forma se podría cambiar el actual modelo. Que no funciona.

    15 feb 2011 / 00:17
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