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Una fuente de la época romana en la plaza de San Clemente

El manantial permaneció oculto durante siglos bajo tierra y fue descubierto gracias a unas obras realizadas en 2010 // Llegó a ser empleado como zona de baños por los estudiantes del colegio situado en sus proximidades

En el año 2010 las obras de remodelación de la rúa San Clemente sacaron a la luz una fuente de la que los compostelanos no sabían nada, ya que permaneció sepultada durante más de dos siglos en el subsuelo de la ciudad. Según los técnicos municipales este manantial ya prestaba servicio en la época romana.

Se bautizó como fuente de Inferniño y se localiza en el espacio en el que confluyen las calles avenida de Rajoy y San Clemente, al oeste del muro de cierre del colegio de Fonseca. Antaño esta zona se conocía como Campo do Inferniño, de ahí su nombre. Fue a partir del siglo XVII cuando adoptó la designación de San Clemente en alusión al colegio del mismo nombre. Aunque la fachada de dicho complejo está orientada hacia la Alameda, la muralla que cerca sus instalaciones alcanzaba antiguamente hasta el punto donde está emplazada la fuente.

Fue en la Edad Media cuando se construyó sobre ese manantial una fuente que estaría compuesta por un arca rectangular coronada por un arco de medio punto y que, muy probablemente, tuvo una cubierta abovedada. La construcción estaba embutida en un muro que se cimentaba en la roca. Este muro rodeaba el acceso a la fuente, que se realizaba por la zona este a través de una escalera, que se hizo aprovechando el desnivel natural del terreno, según se explica en la web de la Guía Arqueológica Ciudades Patrimonio. El agua acumulada en el vaso de la fuente salía al exterior a través de un caño que vertía directamente sobre una pileta de planta rectangular.

Frente a esta pileta se abrió un espacio que, en origen, debió de ser de reducidas dimensiones, para facilitar el acceso al manantial. Durante esta primera etapa medieval la fuente era de uso público, pero en la época moderna su historia estuvo unida irremediablemente a la del colegio de San Clemente. La construcción del centro comenzó en el año 1605, aunque los terrenos donde se emplaza el manantial no fueron cedidos a la institución por parte del Ayuntamiento hasta 1748. Es probable, por tanto, que fuera entonces cuando la fuente fue absorbida por la institución y adquirió titularidad privada.

Para mejorar su aprovechamiento se acometió una remodelación que consistió en la creación de una amplia estancia en el espacio anexo a la fontana que incluyó la construcción de una amplia bancada perimetral y de un doble acceso al lugar. La estructura adquirió la apariencia y función de una sala de baños al servicio de los estudiantes y del personal del colegio, que no sólo cogerían agua de allí, sino que utilizarían la bancada para realizar su aseo personal.

La azarosa vida que el colegio de San Clemente tuvo en el siglo XIX y XX (en esta etapa funcionó, entre otras cosas, como escuadrón de caballería, cárcel pública, colegio de cadetes, seminario conciliar, cuartel, sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y Escuela de Veterinaria), unido a la profunda remodelación urbanística del espacio público del entorno en los siglos XIX y XX, provocó el abandono y desaparición del manantial hasta que en el presente siglo una nueva intervención urbanística la recuperó como espacio público.

La fuente que hoy en día se puede ver en la plaza de San Clemente permaneció muchos años oculta bajo el pavimento de piedra, hasta su descubrimiento en 2010, cuando se inició la rehabilitación de la rúa de igual nombre. Solo se conocía su existencia a través de algunos mapas antiguos, y su descubrimiento obligó a paralizar las obras, y a iniciar un estudio arqueológico.

Basándose en estos datos y en los testimonios documentales, se modificó el proyecto para que quedara a la vista y se reordenó todo el entorno.

22 mar 2020 / 21:46
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