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CIFRAS Y LETRAS

Del futbolín al GPS de interiores

    ALEJANDRO Campos Ramírez nació en 1919. Se le conocía como Alejandro Finisterre, porque allí nació. Siendo adolescente se fue a Madrid y tuvo que ponerse a trabajar para poder seguir estudiando. Herido de gravedad en la Guerra Civil, convivió en un hospital con niños igualmente heridos y que no podían salir a jugar. Pensando en ello, e inspirándose en el tenis de mesa, Alejandro concibió la idea del futbolín. Patentó su invento y, pasados los años, ya en Guatemala, empezó a fabricarlo y perfeccionarlo. Hizo dinero, pero lo perdió todo tras el golpe de estado en Guatemala en 1954. ¿Cuántas horas habremos invertido en este juego quienes hoy peinan canas o ya no peinamos nada? Aunque hoy la diversión de nuestros niños y jóvenes va por otros caminos, el futbolín sigue teniendo muchos adeptos, como pude comprobar en un reciente viaje a México, país que ostenta desde 2018 el récord Guinness de jugadores simultáneos al "minigol", como allí se le conoce. ¡Más de un millar!

    Acordarme de Alejandro Finisterre en el centenario de su nacimiento me permite además hablarles de la innovación, y quiero empezar por apuntar tres hechos relevantes, que no siempre se tienen en cuenta. El primero es que innovar no es solo hacer algo novedoso. O tal novedad tiene éxito o no será innovación. Por otra parte, aunque en general asociamos innovación con mercado (por ejemplo, la introducción de nuevos productos o servicios que tienen éxito comercial), es tan importante o más innovar socialmente o en la educación, por poner solo un par de ejemplos. Tercero, la innovación de mayor impacto socioeconómico es la que parte del nuevo conocimiento y el desarrollo tecnológico; de la investigación, en definitiva. Esto último se lo digo a mis alumnos y les suelo poner ejemplos cercanos, ya que es una forma de que vean que no solo son otros los que pueden hacerlo.

    Uno de esos ejemplos es Situm, una empresa que creamos en 2014 a partir de la investigación desarrollada en el CiTIUS, el Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidade de Santiago de Compostela. A partir de una línea de investigación enfocada en la localización y guiado de robots autónomos, capaces de moverse por sí mismos en entornos dinámicos y complejos, Situm desarrolló la que probablemente sea la tecnología más avanzada del mundo para la localización, seguimiento y guiado de personas y dispositivos en el interior de edificios, usando teléfonos móviles. Por decirlo de un modo sencillo, se trata de una tecnología que suple en los edificios la señal de satélites utilizada por los GPS, ya que esta no llega al interior de los mismos. Por eso dentro de estos hay que usar otras señales, como las procedentes de los puntos wifi y los sensores inerciales que tienen los teléfonos móviles y que permiten conocer de un modo relativamente preciso los movimientos del mismo y, por tanto, de quien lo lleve encima. Con esta tecnología se pueden reproducir a cubierto todos los servicios geoposicionados que en espacios abiertos usan la señal GPS.

    Teniendo en cuenta que somos la generación "de interiores", ya que de media pasamos un 90 % del tiempo dentro de edificios, es fácil imaginar la importancia de la tecnología de Situm y el impacto que puede llegar a tener en nuestras vidas.

    Alejandro Finisterre inventó el futbolín pensando en los niños que no podían salir a jugar a la calle y Situm desarrolló una tecnología que ayuda a una generación que casi no pisa la calle. En ambos casos se trata de innovación gallega para el mundo.

    * Director científico del CiTIUS, Centro Singular de Investigación en Tecnoloxías Intlixentes da USC

    03 oct 2019 / 22:18
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