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Gloria Amil, ramilletes en canto

    LA SOPRANO Gloria Amil para Todo Lírica bien asistida por el pianista Alexis Muñoz especialista en canto por la escuela de Lavilla, Zanetti y W.Rieger.

    Tres entregas en el reparto de programa para una cantante que se maneja con solvencia en el registro medio. Intercambio de estéticas desde los majismos sin rebuscamiento en el Granados de las Canciones amatorias o en la maja y el ruiseñor de Goyescas. Otro cantar, el de J.Turina por su poema de forma de canciones, Campoamor hoy un tanto ensombrecido pero puesto en canción de manera afortunada. Jirones de jondura para la soprano gracias a su lectura de Cantares o el umbrío penar que arrastra los dos miedos. En todo momento, siempre pudimos apreciar el oficio del pianista subrayando con precisión detallismos idiomáticos. Derivar así a otros ámbitos por la entrada en el lied y grata sorpresa en favor de la intérprete por la frescura ligereza de su An Silvia D.891, de Schubert , el tercero de sus lieder shakespereanos. Parecía haber entrado en un espacio en el que se la ve cómoda, como se confirmó punto y seguido con Gretchen am spinnrade D118 (Margarita en la rueca), otro de esos llamados lieder universales. La melancolía de Zuwignug , el primero del Op. 10 de Richard Strauss, quedaría como elemento preciso de contraste antes de abordar las dos arias operísticas y la vertiginosa Glitter and be Gay, aria de Cunegunde de Candide, de Bernstein. A fe que se salió con desparpajo y sentido del humor como ya había logrado en el rol de Marie de La fille du regiment donizettiana: Salut à la France!, para catar con sentimiento Je suis encoré de la Manon de J.Massenet.

    Por lo seguido a medida que transcurría la gala, la soprano entraba sin temor en esas arias que demandan con seguridad un mayor dominio de recursos y exigencias interpretativas. No quiso cerrar la velada sin apuntarse a un par de detalles y uno de ellos con claras connotaciones próximas a la sensibilidad de la saudade, el Ernesto Halffter de Hay que linda moça, una de sus piezas más apreciadas por los cantantes por nostalgia enternecedora. Ya para completar y centrándonos en la más genuina zarzuela, género que dio patrón y guía al ciclo, nos quedaría de Barbieri La romanza de la duquesa de Jugar con fuego. Historias de un Madrid antañón durante el reinado de Felipe V y cuyo estreno se realizaría en el Teatro Circo. Salimos así casi por donde entramos por lo que se refiere a las músicas que nos afectan más directamente. Buena elección de la soprano como punto de despedida.

    Crítico musical

    27 dic 2011 / 20:05
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