Una gran división

LA VICTORIA DEL social-liberal Emmanuel Macron frente a la candidata del Frente Nacional, la populista Marine Le Pen, ha desatado la euforia internacional. Después de la derrota populista en Holanda, en la Unión Europea ya se empieza a hablar ya se habla de un empate técnico (triunfos de los candidatos proeuropeos en Francia y los Países Bajos frente a las ‘derrotas’ en el Brexit y con el éxito de Donald Trump).
Sin embargo, y aún reconociendo que la derrota de Le Pen ha sido una muy buena noticia, las elecciones presidenciales francesas nos han dejado varias lecciones con calado internacional.
En primer lugar, han dejado claro la existencia de una gran división social entre ganadores y perdedores de la globalizacion o, más precisamente, entre cosmopolitas y tradicionalistas.
En segundo lugar, ha puesto de manifiesto la tendencia declinante de los partidos tradicionales, por un lado; y del voto protesta, por el otro.
En tercer lugar, y a la espera de que las elecciones parlamentarias lo confirmen de aqui a un mes, la victoria de Macron puede constituir el principio del fin del denominado “gobierno de partido”.
Finalmente, y en lo que puede ser la única buena noticia, las elecciones presidenciales francesas nos enseñan que cualquier debate serio sobre el futuro de la Union Europea debe tener lugar a nivel nacional. No solo europeo.

(*) Politólogo.
Investigador y profesor de Política Comparada y Sistemas de Partidos en la Universidad de Nottingham (Reino Unido)