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Hermanos Jarz: una dinastía de cinco trapecistas volantes de Vigo

Manuel García Araújo, oriundo de Vigo, triunfó en el mayor espectáculo del planeta: el circo

Ha cumplido 76 años, se llama Manuel García Araújo, es oriundo de Vigo y, con sus hermanos, alcanzó el triunfo en el mayor espectáculo del planeta: el circo. Su nombre artístico, los 'Jarz'. Eran los trapecistas volantes, un oficio espectacular y vistoso que sus padres encajaban entre el orgullo y la preocupación.

La suya es la gran historia de una larga estirpe. Con su mediana estatura, una tez morena y el apoyo de una muleta, 'Manolo', como se le conoce en su círculo íntimo, expone cómo eran algunos de esos balanceos, nunca faltos de riesgo, y se emociona al recordar que acabaron siendo cuatro, porque hubo una muerte: "Un hermano falleció en pleno acto".

Él, el menor, estuvo matriculado en la Universidad, "en la carrera de Económicas", pero pronto vio que eso no era lo suyo y continuó por la profesión de la familia.

Lamenta en una conversación con EFE, desde su residencia actual, en Madrid, que "este mundo" no tenga un mayor reconocimiento.

Así, lanza una pregunta tras otra para conocer la capacidad de respuesta y arremete contra la corriente de opinión contraria al empleo de animales en los circos: "Esas personas que hablan deberían ver cómo son tratados antes de pronunciarse tan alegremente".

La edad no ha hecho que Araújo, o 'Jarz', pierda ese espíritu de crítica constructiva que siempre lo ha acompañado. Mientras degusta un 'pulpo á feira', confiesa que uno de sus sueños incumplidos es el de tener una escuela de circo.

Fue maestro de trapecio un año, en Ourense, en Benposta. Este hecho le sirve de base para explicar la ligazón entre el circo, Galicia y el Padre Silva.

Hubo un hombre llamado Secundino Feijóo que se casó con Paca, de origen gitano, y el matrimonio se decantó para su supervivencia por la música y por el circo, una primera incursión a la que se sumaría una funámbula, Silveria.

El 'Circo Feijóo' terminaría llamándose 'Circo Americano'. En su periplo llegó a estrechar lazos con Arturo Castilla, la saga de los Hermanos Cape. No fue uno de los mejores circos de España, fue el mejor.

Lo cuenta Manuel García Araújo: "El que no valía, no estaba en el Circo Americano". Y añade, consultado por el nombre elegido, que las denominaciones suelen ser "aleatorias", no tienen "significado". Al igual que 'Jarz'. Simplemente es "algo que enganche de algún modo".

Manuel y sus hermanos sí estaban en la larga nómina del Circo Americano.

El gallego Padre Silva, que dio su primera misa tras ser ordenado sacerdote bajo la carpa del Circo Americano y con el que García Araújo habló antes de morir, era sobrino de Secundino Feijóo.

El propio religioso siempre ha tenido en su cabeza a Secundino pero también a su bisabuelo, Manuel Feijóo, el "auténtico impulsor de la dinastía", rememoraba, un hombre que quedó ciego y fundó una orquesta con la que recorrió distintos países.

"¿Qué pasa con Benposta? Eso sí me preocupa a mí. ¿Cómo va a remontar?", pregunta García Araújo, interesado por el futuro de lo que para él, "y para muchos", era un "oasis".

Jesús César Silva Méndez, el Padre Silva, estaba obsesionado con que se salvase su legado ensombrecido por deudas y denuncias, apunta Araújo. Él valora la labor del impulsor de la llamada 'Ciudad de los Muchachos', una entelequia con sus propias leyes y elecciones libres.

E insiste: "Mi deseo era fundar una escuela de circo".

La charla acaba al mismo tiempo que desaparece el último rastro de cefalópodo y de pan.

04 ene 2014 / 19:02
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