Javier Bellido: un vasco que hizo de Santiago su casa

No es raro verlo por la calle o en cualquier bar tomándose algo por Santiago. Y es que Javier Bellido ya nunca se fue de esta ciudad desde que militó en las filas del Compos. Aquí se asentó, fijó su residencia, y aquí formó una familia con su mujer, también vasca como él.

Después de la hazaña fue uno de los jugadores que más años siguió en el club blanquiazul, los cuatro de Primera más tres en Segunda, completando en total 10 años como miembro de la plantilla compostelanista, contando que ya estaba antes del ascenso.

Siguió vinculado al mundo del fútbol por un tiempo tras su retirada de los campos, pero su vida profesional actualmente no tiene nada que ver. Gestiona una residencia de mayores en Ribeira, esa es su ocupación laboral.

Sus hijos también son conocidos en la capital gallega. Nerea porque ha sido una destacada karateka en el Club San Francisco Teo y Ander porque ha seguido con esa vena futbolera de su padre jugando en equipos de la ciudad y la comarca. Ahora mismo está en el Boiro.

Bellido recuerda aquel ascenso como algo muy especial. “Creo que es algo irrepetible, fue totalmente un momento imprevisible”, dice. Tiene perfectamente grabado en su memoria como sucedió esa historia: “Veníamos del año anterior de luchar por salvarnos y no descender a 2ªB, era un año de transición, pasamos de Santa Isabel a San Lázaro y resultó ser una temporada muy bonita”.

Y es que, aunque al igual que otros compañeros, visualiza aquel estadio un poco vacío en los comienzos, pero “luego se empezó a llenar poco a poco y todo acabó en una explosión de aficionados. Conseguimos algo que no era el objetivo fijado para nosotros, llegar a Primera, de ahí que resultara ser aún más un momento y una experiencia muy especial”.