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José María Caneda: “El ascenso no fue una casualidad”

    Es difícil repartir los méritos del ascenso a Primera División del Compostela, pero si alguien tiene gran parte de culpa en ese éxito ese es José María Caneda. Hoy está jubilado y parte de su pensión está embargada a causa de las deudas del club.

    Confiesa el que fue presidente de la ‘esedé’ durante veinte años que cuando cogió el relevo de Manolo Carballal al frente del club le dijo que quería llegar a Primera.

    “El ascenso no fue ninguna casualidad. Estaba premeditado. Cogí el equipo con esa intención. Y después del triunfo ante el Badajoz y de llegar a Segunda ya le había dicho a Estévez -por entonces alcalde de Santiago- que había que hacer un estadio nuevo porque Santa Isabel no llegaba para lo que yo quería hacer con el equipo. En cada división en la que estábamos intentaba tener una plantilla con la calidad de la categoría inmediatamente superior. El ascenso no fue casualidad. Estaba todo calculado”.

    A la hora de repartir méritos Caneda tiene un recuerdo especial para el fallecido José Fidalgo. “Fue una figura imprescindible. Él vendía jugadores hasta que le dije que quería una persona de total confianza. Tratábamos de traer a los jugadores que otros clubes teóricamente superiores tenía infravalorados. Y fue así como llegaron aquí futbolistas de otra calidad que como Cortés o Salvador hoy jugarían en Primera sin problemas”.

    Pero si para alguien tiene buenas palabras es para Fernando Santos. Caneda confiesa que “es un grandísimo entrenador y no se valora lo que realmente vale. Si no fuera por un tema absurdo de la política estaría conmigo 25 años. Hoy me arrepiento. El gran valedor del Compostela fue Fernando Castro Santos. Con otros entrenadores con más nombre porque habían sido excelentes jugadores me llevé una decepción. Y con quien fui injusto fue con David Vidal. Quizá no lo supe entender y lo destituí por un malentendido entre ambos. Hoy no lo haría”.

    Santos, a juicio de Caneda, “era extraordinario dentro del vestuario. La forma de incentivar a los jugadores y como compensaba al equipo... Si un jugador no estaba implicado se sentaba en el banquillo. El único que tenía libertad era Fabiano”.

    Acusaban a Caneda de mimar a Ohen, pero lo niega. “Hicimos con él un trabajo impresionante por los problemas musculares que lo mantenían lesionado demasiado tiempo, pero cuando llegó a Santiago Ohen ya era Ohen. Con 18 años titular absoluto en la selección nigeriana. Estaba maltratado en el Real Madrid. No le hicieron ni caso. Y aquí brilló. Pero era una plantilla impresionante que conjugaba la juventud con la veteranía de Tocornal, Abadía o Pichi Lucas y en la que todos estaban implicados. Fue impresionante”.

    La ciudad fue ocupando las gradas a medida que el Compostela tenía más oportunidades. El expresidente recuerda que “contra el Murcia vendimos 17.000 entradas. Un juez que estaba en el palco nos multó con seis mil euros”, y todavía habla con nostalgia de aquel viaje a Oviedo “de 18.000 personas un día de semana. Eso fue increíble”.

    Sin embargo, la ciudad no respondió como debía. Caneda señala que en Primera “un 70% del público venía de la periferia y solo tres mil personas eran de Santiago”.

    31 may 2019 / 20:42
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