Juan Gómez-Jurado: "Yo todavía estoy buscando quién soy"

Juan Gómez-Jurado nunca da entrevistas iguales, ni siquiera parecidas. Eso sucede porque la entrevista crece en el momento, va y viene, como un oleaje. Lo que no falta es el humor. De vez en cuando dirá algo sorprendente, incluso personal. Habla sin ponerse barreras, sin mirar el reloj jamás. No obstante, se guarda algunas palabras envueltas en papel de regalo. Y las va soltando durante la charla, como las migas del cuento. Tiene un dominio prodigioso de la liturgia de la conversación.

Me parece que la radio ha cambiado tu forma de escribir.

Cuando tienes un micrófono delante el mensaje se condensa. Y te das cuenta de que más importante que el mensaje es el sonido del mensaje.

Tienes frases de vez en cuando... No sé. Vas dejando frases por ahí. Hablas con sentencias breves, en las que el lector debe ahondar.

Uff, creo que me van los maximalismos. Te entiendo. Luego me paro a pensar y me digo: esto tendría que explicarlo un poco.

Tal vez tenga que ver, de nuevo, con la radio, donde hay que dar muchas cosas por supuestas.

No, tiene que ver con códigos que compartes con los oyentes. Yo sólo escribo la mitad de los libros. Creo firmemente en esto, de verdad. Es la única verdad. La literatura es memoria, es evocación, es recuerdo. Por eso predomina el tiempo pasado. Curiosamente, 'Reina Roja' y 'Loba Negra' están escritas en tiempo presente. Pero la realidad es que sólo existe el pasado. Escribir es ejercer la memoria. Esto es la literatura. Cervantes estaba contando las novelas de caballerías, ¿no? Cuando yo cuento una historia, estoy contándote algún 'thriller' clásico, pero pasado por el filtro de mi experiencia personal. Ahora estoy contento, porque he encontrado una regularidad en lo que se refiere a mis lectores... Catorce meses después 'Reina Roja' se mantiene en lo más alto. Y eso indica que hay una conexión.

Las parejas funcionan bien en literatura, suelen ser complementarias. No sólo en la novela negra o en el 'thriller'. Volviendo a Cervantes, él es un buen ejemplo de esto.

Yo digo que Antonia Scott y Jon Gutiérrez [protagonistas en las últimas novelas de Gómez-Jurado] se parecen a la pareja cervantina. Antonia es valiente hasta la insensatez, capaz de ver cosas que nadie más ve, como Don Quijote. Y sí, Jon, es un hombre apegado a la tierra, que intenta proteger a Antonia de todos los peligros con mucho sentido común... quizás como Sancho.

Leyéndote a ti, y leyendo otros 'thrillers' de última generación, me pregunto si hay mucha influencia del lenguaje de las series de televisión. Pienso en Aaron Sorkin, en aquellas historias que se construyen sólo a través del andamiaje de los diálogos.

Me citas a Sorkin y ya está todo dicho. Es una de mis grandes influencias. 'La red social', por ejemplo, me influyó sin duda. Y sus técnicas de 'walk and talk', que repite en tantas series. Cuando estoy narrando tengo muy presente el audiovisual, porque yo escribo para lectores del siglo XXI. El primer escritor que utilizó un travelling, un paneo, un 'walk and talk', es Benito Pérez Galdós [el centenario de su muerte es apenas dentro de unos días], en 'Fortunata y Jacinta'. Tú entras con esa cámara en el patio de vecinos. Son técnicas de cine treinta años antes de que existiera el cine propiamente dicho. A veces me acusan en las redes de usar un lenguaje simple, y yo sólo puedo decir gracias por todo eso. Creo que hay una forma moderna de narrar, de la misma forma que la literatura anticipó el cine. Hay que incorporar materiales, y yo lo hago, del mundo audiovisual, de la música. Esto es lo que va a atraer a más lectores. Yo soy más divertido por eso. Ya llegarán después a Vila-Matas. O a Javier Marías. 'Corazón tan blanco' no se puede leer con diecisiete años. Ni con 35, si no has leído un libro en tu vida.

Dijiste que no tenías inconveniente en poner a la misma altura a 'Hamlet' y a Bruce Wayne...

No, claro que no. Es que lo que importa al final es la pasión. Sin pasión no se crea. Si creas sólo desde la forma lo único que vas a conseguir es un montón de gente dando vueltas a tu alrededor con una copa de champán. No es eso lo que queremos. Queremos más gente que sea capaz de dejar por un momento Netflix y el móvil.

Pero Netflix también nos ayuda a escribir, ¿no?

No te digo que renunciemos a eso. Pero no puede ser lo único que construya nuestra cultura compartida. La televisión no propone algo activo.

Cada vez hablas más de teoría literaria, de técnicas de narración... Bueno, hoy no hemos hablado de otra cosa (risas).

Lo que pasa es que he aprendido a ver lo que hago desde fuera. Creo que tiene que ver con el trabajo en 'Todopoderosos', el podcast que hago junto con Arturo González-Campos, Javier Cansado y Rodrigo Cortés.

Y tu relación con los medios, con lo oral y lo visual, ya no conoce límites. Ahí estabas, no sólo con Andreu [Buenafuente], sino con el mismísimo Broncano, en 'La Resistencia'...

Podríamos deconstruir a Broncano (le digo que adelante, claro). Teoricemos. Lo suyo es un humor avanzadísimo. Su forma de entender la vida tiene que ver con el acercamiento hacia cualquier problema desde la risa y desde la levedad, simultáneamente.

No te importa reconocer que hay en ti influencias del cine negro clásico.

No, faltaría más. Hay cosas muy modernas, pero también eso. Mis referencias siempre han sido Hammett y Chandler. Hay una estética, por eso las ilustraciones de Fran... Yo aquí quería retratar la geografía. Es un libro itinerante, si quieres a la manera de Spielberg. Spielberg es un director geográfico. Entonces aquí los lugares son importantes, y las ilustraciones también son fundamentales. Y, de la misma forma, las arquitecturas. El puente de Arganzuela, por ejemplo. Podía haber usado otros, porque hay muchos puentes en el Manzanares. Pero ese concretamente hace lo que a mí me interesa, que es mezclar lo antiguo con lo moderno.

El proyecto 'Reina Roja' incluía ya esta novela. Fueron casi simultáneas, creo, en su composición. Pero tú no asegurabas que estos personajes, Antonio y Jon, seguirían. Y aquí están.

Bueno, ellos tienen una historia y hay que contarla. Y eso requerirá un número de libros que yo sé. Los personajes fueron primero, pero la historia los va modelando. Lo que importa es lo que les pasa a ellos.

Te gusta mucho lanzar la frase adecuada en momentos concretos de la novela. Supongo que es importante el don de la oportunidad.

Creo que también es cosa de la radio. Pero en esta sociedad tan infantilizada en la que todo es Disney, en la que nadie puede ofender a nadie, yo creo, sin embargo, en la inteligencia de los lectores. No necesitan que les pongamos las cosas fáciles.

En algún sitio has dicho que tu formación viene de Tolkien, de Pérez-Reverte y de Stephen King, el gran maestro.

Claro. Stephen King es uno de los grandes literatos del siglo XX.

Yo creo que has cambiado en los últimos años. ¿Dirías que tengo razón?

Verás. He visto a autores de 'thriller' que no han evolucionado, que sólo han ido cambiando sus tramas, nada más. Yo todavía estoy buscando quién soy. Y eso me hace cambiar, claro.

He leído que vas a escribir a menudo al Valle de los Caídos.

Sí, a la hospedería. Es que te dan pensión completa por 75 euros al día... Son muy cariñosos conmigo. Allí estoy lejos de todo, encuentro mucha paz. Hasta tengo mi propio almacén allí. A veces voy sólo para pensar, porque como no hay cobertura...

No te coincidió la exhumación...

No, no. Ese día estaba en Madrid. Yo allí lo que percibo es un monte enorme, con jabalíes preciosos. Luego, si lo veo en el telediario, todo cambia.