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La jueza que acudía a Fontiñas con un gato, 'cazada' de pitonisa en Lugo

Descubren que combinaba el tarotismo y la videncia con su profesión // El CGPJ investiga los hechos por incompatibilidad // De Compostela se fue por concurso tras la anécdota del minino

Se llama María Jesús García Pérez, actualmente es titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Galicia, con sede en Lugo, y en la capital gallega fue muy conocida por acudir habitualmente a sus juicios, cuando ejercía en Fontiñas, acompañada de su gato. Sí, mientras abogados, fiscales, acusados y defendidos hacían sus declaraciones, la magistrada María Jesús García Pérez escuchaba haciendo carantoñas a su querido felino. Pero no es la única anécdota polémica que ha protagonizado la jueza: ahora ha vuelto al punto de mira tras conocerse que estaba ejerciendo de pitonisa en Lugo, una profesión que, al parecer, combinaba -aunque incompatible- con su trabajo en los juzgados.

El Consejo General del Poder Judicial confirmó a EL CORREO que ayer mismo inició una investigación para esclarecer los hechos que se le atribuyen a la que en su día fue titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Santiago. Así, la institución señaló al respecto que se ha designado un instructor para realizar diligencias informativas de cara a averiguar si García Pérez estuvo ejerciendo de pitonisa a la vez que de jueza en Lugo.

Según informó, el diario El Progreso pudo comprobar que la magistrada echaba las cartas en su piso por 20 euros. Ella misma y su supuesto "empleado de hogar", asegura este medio, distribuyeron durante algún tiempo panfletos publicitarios de sus servicios como tarotista y vidente por el entorno donde reside, a escasos metros de los juzgados. Al parecer, colocaban los anuncios, en los que al principio se fijaba el precio de la consulta en 15 euros y luego se subió a 20, incluso en el parabrisas de los coches que se encontraban estacionados en la zona del juzgado, a plena luz del día y con decenas de personas, también vinculadas al juzgado, apunta El Progreso, como testigos. Aunque la jueza aseguró a los medios que no era ella la que echaba las cartas sino su asistente, un periodista comprobó -haciéndose pasar por cliente- que efectivamente la jueza también ejercía de pitonisa al salir del trabajo.

Más información en El Correo Gallego (edición papel) y en Orbyt

31 may 2018 / 22:01
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