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El ladrón del Códice Calixtino abrió la cámara con la llave que estaba puesta

Solo tres personas, según el deán, tenían acceso a la sala del valioso manuscrito // Muchos expertos denuncian que una obra de este nivel estuviera protegida con medios tan precarios

Al día siguiente de que saltara la noticia de la desaparición del valiosísimo Códice Calixtino quedan muchas preguntas en el aire. Solo tres personas tenían acceso a la cámara de seguridad en la que se custodiaba el Códice Calixtino junto a otros documentos. Al menos según aseguró el deán de la Catedral compostelana, José María Díaz. Una de ellas es el propio deán, y las otras dos, sendos colaboradores que trabajan uno por la mañana y otro por la tarde. Eso sí, la entrada y salida es constante, ya que aunque el Códice no salía nunca, sí lo hacen los tumbos B y C, o el de Concordias, para que los puedan consultar los investigadores. Una circunstancia que, según apuntan algunos testigos, daba lugar a que en muchas ocasiones las llaves estuvieran en la cerradura. De hecho, la Policía confirmó ayer a este periódico que, como apuntaban diversas fuentes, estaban puestas en la puerta en el momento del robo. En cuanto a las cámaras de videovigilancia, existen controles en los accesos desde el claustro, y las fuerzas de seguridad están analizando todas las imágenes de los últimos días en busca de algún indicio que pueda arrojar luz sobre la desaparición.

¿Cómo pudo acceder alguien a esta zona tan restringida? Esa es la pregunta que se hace la Policía, explicaba ayer el propio deán, que compareció en rueda de prensa en la sala capitular acompañado de José Fernández Lago, Salvador Domato y Daniel Lorenzo.

El Códice se encontraba en esta cámara, sobre un cojín y tapado con un paño bordado, y así se trasladaba a la sala en las contadísimas ocasiones en las que se enseñaba a alguna visita destacada, como cuando acudió la Infanta doña Pilar. Los investigadores, explica el deán, solo podían consultar la edición facsímil, que sí está expuesta.

Aún así, alguien que "sabía el valor que tiene" la obra, y "cómo se llegaba hasta ella", consiguió actuar. No se sabe cuándo, pero tuvo que ser desde el pasado jueves, último día en que se vio el libro, hasta el martes, cuando se percataron de la desaparición.

Tal y como adelantaba ayer este periódico, tras revisar la cámara y las estancias adyacentes, el propio José María Díaz puso el hecho en conocimiento de la policía, "que se ha tomado un interés sumo", reconoció. "Algunos hablan de que puede tratarse de una mafia y de un robo por encargo, pero también de alguien que pasara por aquí", señaló el deán, que afirmó que no podía dar datos más concretos por instrucciones directas de los responsables de la policía que llevan el caso.

El autor o autores fueron a tiro fijo. Tras revisar todos los documentos, el deán afirmó que no faltaba nada más. Además, ni siquiera estaba asegurado. Lo habitual, según Díaz, es que las obras se aseguren cuando abandonan la Catedral. Y el Códice no lo ha hecho en los últimos años, salvo dos días en 1993 para la exposición Galicia no tempo.

El caso, según ha manifestado a EL CORREO el magistrado y colaborador Alfonso Villagómez, "podría quedar en manos de la Audiencia Nacional por medio del correspondiente juzgado central de instrucción, de confirmarse que se trata de una organización delictiva y por la misma naturaleza de la relevancia del hecho, que requerirá con seguridad la cooperación judicial y policial a nivel internacional en la investigación del caso".

Un intruso en una zona restringida

Será la Audiencia Nacional quien asuma la investigación por la relevancia del caso // El libro se encontraba en una habitación con otras obras que son de consulta frecuente // El autor fue a tiro fijo, conocía el valor de la obra y dónde se encontraba

DATOS

• Dimensiones
El libro mide 30 por 21 centímetros, con tapas de madera revestidas de cuero. Estaba situado sobre un cojín y cubierto con un tapete bordado, para que no sufriera daños cuando se trasladaba.
• Obras
En la misma estancia en la que se custodia el Códice Calixtino también se encuentran otras obras de extraordinario valor como los tumbos B y C y el de Concordias. Estos últimos sí pueden ser consultados por los investigadores.
• Un mes
Hace ahora un mes se sacó por última vez el códice de la cámara de seguridad, aunque el deán de la Catedral no pudo precisar ayer quién fue el visitante al que se le mostró la obra por última vez.

MÁS DATOS

Atribuido a Guido de Borgoña, Papa hasta 1124
El Códice Calixtino toma su nombre del papa Calixto II, Guido de Borgoña, que fue un gran defensor de la reforma de la Iglesia. Fue elegido en Cluny, ya que en Roma se encontraba Gregorio VIII. Con el apoyo del emperador Enrique V consiguió imponerse a su contrincante e instalarse en Roma en el año 1122. Tío de Alfonso VII, concedió prebendas a Santiago e instauró el Año Santo que se celebraría cada vez que el 25 de julio coincidiese en domingo.

225
En pergamino La obra consta de 225 folios de pergamino. Mide 30 por 21 centímetros.

Encuadernado en un solo volumen en 1964
Compuesto por cinco libros, el Códice Calixtino se encuadernó en un solo volumen en el año 1964, incorporándole el libro de Turpín que se había desmembrado. El primer libro tiene carácter litúrgico, y recoge sermones y homilías. El segundo relata los milagros atribuidos al Apóstol, el tercero la traslación del cuerpo a Galicia, el cuarto es el libro de Turpín y el quinto una auténtica guía de la peregrinación por el Camino de Santiago.

07 jul 2011 / 23:25
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