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Y LaLa Brooks iluminó Compostela

Apareció Sobre el escenario de la Capitol: conquistando, deslumbrando e iluminando una fría noche compostelana, cálida como ninguna de puertas adentro de una sala que, el sábado, simplemente se entregó

Como solo saben hacer las grandes. Así apareció LaLa Brooks sobre el escenario de la Capitol: conquistando, deslumbrando e iluminando una fría noche compostelana, cálida como ninguna de puertas adentro de una sala que, el sábado, simplemente se entregó.

El Outono Rock Festival había advertido sobre su último concierto y, una vez más, no defraudó. Preparó una velada de esas que se guardan para el recuerdo: delicatessen mimado hasta el último detalle, envuelto en elegante formato y entregado para degustar lentamente. “Touché”.

The Allnight Workers abrieron juego con la calidad de la que ya es considerada una de las mejores bandas españolas de su género. Los gallegos arrancaron bonito, refinado, con la exquisitez propia de quien no puede, aunque quiera, practicar la vulgaridad. Tema a tema (de su sorprendente debut y de su fantástico segundo trabajo, “Do It Again Please”, presentado en el Outono por primera vez), la banda despertó aplausos, bailes y admiración entre un público que ya abarrotaba entonces la Capitol. Y con el agradable sabor del saberse reconocidos por su gente, se prepararon para volver al escenario, esta vez, para ceder todo el protagonismo a quien lleva siendo protagonista del soul mundial toda una vida.

El telón corrió y al abrirse de nuevo comenzó el delirio.
Todavía no se sabía cuando su deslumbrante melena atrapaba por primera vez en la noche todos los flashes, pero la gran LaLa llegaba para quedarse, para quedarse con el corazón de todos y cada uno de los que la estaban esperando. Aquí, en Galicia, doce años después de su última actuación en España. Privilegios de la piedra compostelana.

La primera gran diva del sello Spector abrió con “Little boy” y fue desgranando uno a uno algunos de los grandes clásicos de The Crystals, como “Uptown” o “Then he kissed me”. Entregada, simpática y arrebatadora sobre el escenario, compartió con los asistentes algunas anécdotas que no solo acreditaban el estar ante una leyenda viva de la música contemporánea, sino que acrecentaba a cada minuto la complicidad con una sala rendida previamente a su voz.

Con una puesta en escena en la que The Allnight Workers y las (por cierto fabulosas) tres coristas gallegas se acoplaban, empastaban y sonaban como si hubiesen acompañado toda la vida a la gran dama, LaLa homenajeó a The Ronettes con un “Be my baby” para sentar cátedra; erizó pieles y robó lágrimas con “A change is gonna come”; sorprendió a todos con una versión propia del “Where the streets have no name” de U2 y electrizó con otra no menos sorprendente del “Beast of burden” de The Rolling Stones.

Para elevar a los altares quedó su “Proud Mary” (más conocida como “Rolling on the river” y que Tina Turner convirtió en clásico), o los “Da Doo ron ron” y “Do I love you” con los que dio por concluida la velada. Porque LaLa Brooks cerró su concierto del mismo modo en el que lo había abierto: como solo saben hacer las grandes.

Y Galicia pudo verlo. Privilegios de la piedra compostelana.

29 oct 2012 / 18:06
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