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A DUERMEVELA

Una llamada para los indeciSOS

    TODO sigue una secuencia lógica y ha hecho falta una pandemia para que se restituya el equilibrio. Estos días de reclusión son como una purga de la que podemos sacar grandes enseñanzas, porque surgen infinidad de preguntas: ¿Conocíamos a nuestros vecinos o nos preocupábamos realmente por ellos antes de esta crisis sanitaria? ¿Sabíamos el impacto real que causábamos tanto a nivel ambiental como económico (consumismo)? ¿Estábamos realmente preparados para algo así? No quiero pensar que nuestro tiempo de respuesta habría sido menor si la infraestructura de I+D así como la educación y prevención, fuesen la prioridad número uno de este país.

    Tal vez habríamos tenido mascarillas 3D reutilizables, mejores fármacos y materiales, etc. Lo peor es que este mal se repite tomando diversas formas. Hoy se llama coronavirus, en el pasado el Prestige o incluso períodos de recesión y crisis, que siempre tienen el mismo componente: Una mala y desproporcionada gestión de los recursos públicos.

    Teniendo en cuenta que el actual orden mundial tampoco ayuda, que se viralizan los bulos, que hay una confusión creciente por la ausencia de valores, así como una comunicación sesgada, manipulación e intereses de los mercados que impulsan y fortalecen ese dominio, terminan provocando el caos que llega a nublar el sentido común. Tenemos que aprender algo de todo esto. Estar confinados debería despertar nuestras alarmas.

    Algo no va bien y esta es una consecuencia directa. Formamos parte de una gran red donde una importante cantidad de personas anónimas velan por nuestro bienestar: Profesores, médicos, limpiadores, autónomos, entre muchos otros. Ninguno de ellos es futbolista ni estrella de cine, pero son los que en estos momentos, siguen ahí.

    Cuando la prioridad es sobrevivir o simplemente vivir en paz, se necesita lo imprescindible. Pero, ¿qué está pasando con ancianos o con los sin techo? Puede que llenemos carros de la compra o que invada el miedo escénico, pero la vida es mejor cuando es compartida. Aquí y ahora. No esperemos a que llegue mañana para hacer una llamada, acompañar virtualmente a alguien o llevarle comida al que lo necesite. Esta es una llamada para los indeciSOS o miedosos. La esperanza no ha de hacerse esperar.

    Quizás no sea de un día para otro, pero esta causa común hace los infiernos más llevaderos. Somos la consecuencia de nuestros actos. Nuestro papel principal en esta historia es SER HUMANOS. El tiempo que nos lleve entender que la tecnología es un medio para acercarnos y no la solución definitiva a problemas de operatividad, comprobaremos que el progreso es otra cosa y no lo que nos han contado.

    Quedarnos en casa está siendo una forma de canalizar la creatividad, de reformular el concepto de soledad, de búsqueda de espacios que no han sido explorados con anterioridad. Deseo que cada mensaje o meme que enviemos sirva para confirmar que volveremos a vernos.

    Humanista digital y doctora por la USC

    25 mar 2020 / 22:03
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