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Vete de mi parte

Loliña

    Muy cerca de Padrón, por los caminos bellísimos del mar de Arousa, llegas a Carril y te encuentras con una de las postales marineras más auténticas de mi tierra. Cuando baja la marea, el mar es una inmensa sucesión de pequeñas parcelas, perfectamente delimitadas en la arena, que pertenecen a las distintas familias que se dedican durante todo el año a la cría de las famosas almejas que han dado renombre mundial a Carril. Con la marea baja, aparecen por todas partes hombres y mujeres, pertrechados de altas botas de agua y sumergidos casi hasta la cintura, recogiendo el fruto de su trabajo. Luego, en los restaurantes de la zona, las almejas, recién salidas del mar, se convierten en uno de los platos estrella de la gastronomía arousana. Este pequeño puerto de mar situado a la vera de la capital de la ría, Vilagarcía de Arousa, conserva el tipismo, el sabor y el encanto de los rincones a los que el paso del tiempo no ha conseguido cambiar.


    Me gusta ir a Carril, sentarme en una de sus terrazas, pedir una botella de Viña Mein, mi Ribeiro favorito, y disfrutarlo en buena compañía, mientras el sol se acuesta sobre la isla de Cortegada, llenando toda la ría de colores intensos. Vale la pena llegar desde Padrón por la carretera vieja, la de las curvas, detenerse en Catoira para sentir el chispazo vikingo de las torres del Oeste y, con la ría de Arousa resplandeciendo a nuestra derecha, llegar a Carril y encontrarte con el mar en estado puro, balanceando las dornas de unos pescadores que siguen dedicando sus vidas a uno de los oficios más duros del mundo. Allí, en Carril, está uno de los templos de la cocina gallega, que figurará, para siempre, entre los lugares sagrados de todas mis vidas.

    Conozco Loliña desde hace no sé cuántos recuerdos. Ir a comer a este restaurante en aquellos tiempos de juventud padronesa era un lujo que nos podíamos permitir sólo de cuando en cuando. Ahora, cuando los años van remansando inquietudes y bolsillos, es cita obligada cada vez que piso mi tierra. Suelo empezar por unos buenos pateiros de la ría, uno de los bocados más exquisitos de la zona. Luego, unos percebes de talla XXL, de los de verdad, más anchos que largos. A continuación, el plato estrella de la casa, las almejas a la marinera estilo Loliña, un manjar que todos los restaurantes están tratando de imitar sin conseguirlo. La fórmula secreta la siguen teniendo ellos y la materia prima está a unos metros en las parcelas del mar. Como plato final, os recomiendo el rape estilo de la casa. No es el rape un pescado que me vuelva loco, pero el que preparan aquí es de una categoría excepcional. También presumen, y con razón, de un buen rodaballo y de un sabrosísimo arroz con bogavante, que nosotros hemos degustado en alguna de nuestras visitas habituales. A veces, tienen también chipirones de la ría y, por supuesto, el clásico pulpo á feira que no puede faltar en ningún restaurante gallego que se precie.

    Todo está buenísimo en esta hermosa casa de comidas con más de 61 años de existencia y que está situada en la antigua aduana del puerto de Carril, en una casa construida hace 151 años. No dejéis de ir. Os van a tratar de lujo, porque en LOLIÑA todo es amabilidad y cariño. Y, encima se come de maravilla. Claro que podéis ir de nuestra parte. A ver qué pasa.

    Loliña

    36610 - Carril (Pontevedra) / Télefono 986 501 281

    13 ene 2019 / 14:49
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