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lOS OTROS DíAS

La lucidez de Zweig

    UNO de los autores cuya obra más admiro es Stefan Zweig. Siento preferencia no tanto por sus novelas, como por sus ensayos o por las biografías de tantos personajes claves en la historia europea. Castellio contra Calvino es un libro que llevo regalando desde hace años sin que nadie de los agasajados con él quedase decepcionado. Los trabajos sobre Fouché, María Antonieta, Mesmer o tantos otros, debieran ser de lectura obligatoria a fin de que todos dispusiésemos de una ojeada previa al fondo del alma humana antes de acometer juicios precipitados acerca de este o de aquel extremo.

    Ahora acabo de leer un comic dibujado por Guillaume Sorel siguiendo las pautas marcadas por el guión de Laurent Seksik y la atracción que siento hacia la contemplación de la vida, de la obra y de la propia muerte del autor vienés se ha incrementado un poco más encima de lo mucho que ya estaba. Seksik es autor de una novela basada en la vida de quien tanta admiración literaria despierta en mi. Lleva, tal novela, el mismo título que la magnifica historia gráfica a la que me estoy refiriendo. Tendré que hacerme con ella. Mientras que la historia gráfica ha sido editada por Norma Editorial la literaria la publicó hace tiempo Casus-Belli. Se lo comento por si alguno de ustedes decide hacerse con ella.

    Ahora que tanto regresan tiempos idos haciéndolo con la reproducción casi exacta de los problemas irresueltos -por ejemplo, esto de las abdicaciones parece ser una tendencia borbónica ampliamente consolidad a lo largo de la historia; recuerden a Carlos IV, Isabel II, Alfonso XIII, por ejemplo- no está de más la constatación de lo que puede estar esperándonos a la vuelta de la primera esquina que tengamos que doblar. Ya saben que esto de doblar esquinas se trata de una extraordinaria prueba de fuerza que no siempre ha sido superada con éxito. En ocasiones, sí ha parecido que había sido conseguida, pero el tiempo siempre demostró que de lo que se trataba era de una media vuelta y marcha atrás.

    Las grandes razones esgrimidas, los grandes argumentos expresados, vuelven a estar basados en la xenofobia, en la inseguridad ciudadana, en la lucha contra los plutócratas y en la merma de privilegios, quizá también en la más que posible desaparición de la clase media, sostén siempre de las democracias burguesas, nada dispuestas a prescindir de ellas buscando la figura, autoritaria y fuerte, que vuelva "a poner las cosas en su sitio". Cualquiera que haya superado el bachillerato con cierto aprovechamiento sabe que todo esto es determinante en la génesis de los fascismos. Leer a Zweig, asomarse a su lucidez, se ofrece coma una vacuna indispensable ante la deslumbrante ceguera que los nuevos viejos tiempos vuelven a ofrecernos. ¿Qué quieren que les diga? Qué lean a Zweig, caray.

    Escritor. Premio Nadal

    y Nacional de Literatura

    15 jun 2014 / 20:17
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