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{ pedra de abalar}

Man, o la vergüenza de los políticos

    EN LA MAÑANA del pasado jueves, el alcalde Camariñas, Manuel Alonso, presentaba en rueda de prensa la aprobación definitiva del Plan Xeral de Ordenación Municipal. Lo hacía arropado por sus compañeros de filas. Pichurri, como así le llama todo el mundo, se veía contento, y con razón. El municipio palilleiro pasó a formar parte del exquisito trío de concellos gallegos que, urbanísticamente, cumplen con toda la normativa vigente de aplicación en esta materia. Los otros dos son Oroso y Mesía. Vaya, pues, mi felicitación para todas aquellas personas y entidades que han participado en la elaboración y tramitación del valioso documento.
    Uno de los parajes calificados de zona verde -por la protección de Costas- en el PXOM camariñano es el área del Museo de Man, en Camelle, donde ayer fueron depositadas las cenizas del anacoreta, quien colocó en el mapa a esta villa marinera. Se cumplió así uno de sus deseos.

    Por contra, y para vergüenza de la clase política de este país, no se está cumpliendo otro de los deseos de Manfred Gnädinger, que era el de preservar su legado. Ayer mismo por la noche, los que asistimos al emotivo acto del depósito de sus cenizas en la caseta en la que vivió durante muchos años, pudimos comprobar como se está desmoronando por completo la obra a la que tanto tiempo y esfuerzo dedicó el incansable creador germano.

    Los vecinos de Camelle y en especial la Fundación Man, luchan día a día por mantener vivo el espíritu del artista y por conservar su trabajo. Pero les han fallado los políticos, los de todos los colores.

    Cuando Manfred otorgó testamento, en la notaría de Vimianzo en el año 1972, no teníamos todavía autonomías. En sus últimas voluntades dejó una herencia de 120.000 euros al Estado español. Desde el Concello de Camariñas, intentaron conseguir que el Gobierno Central revirtiese dicho dinero en la entidad municipal, para invertirlo en la conservación y protección de su museo y legado. Pero los esfuerzos resultaron infructuosos. A la Xunta le fueron presentados también varios proyectos e iniciativas, pero se quedaron aparcados todos ellos en el cajón de turno. Incluso, a nivel local, la Fundación Man ha servido para alimentar enfrentamientos entre gobierno y oposición, causando baja el PP camariñano en la referida entidad.

    Ni Man ni los vecinos de Camelle se merecen esta insensibilidad de sus políticos. Están aún a tiempo de rectificar, pero deberá ser pronto.

    28 dic 2012 / 21:43
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