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Matan a golpes a un recluso gallego en el penal Puerto III

Se trata de un peligroso delincuente de 26 años que tiene seis causas pendientes//Un preso canario acabó con él en una pelea

Dicen que todo zapato tiene su horma y desde antiguo se mantiene, en el mundo del hampa, que siempre hay un pistolero más rápido que acaba por desbancar al número uno. La horma del zapato de Jacobo Rivera Regueira, un ourensano de 26 años de edad, la encontró en el penal del Puerto III, en Cádiz, en la persona de un recluso canario, L.B.E., con quien se peleó y que acabó matándolo a golpes, aunque a la espera del resultado de la autopsia, la causa pudiera ser el estrangulamiento.

Lo cierto es que Jacobo Rivera, pese a su juventud, estaba considerado como un preso de especial peligrosidad que se encontraba ingresado en el módulo 15 de aislamiento, sometido al restrictivo primer grado, algo al que se encuentran sujetos los terroristas, narcotraficantes y delincuentes con graves delitos de sangre. Jacobo no había cometido ningún delito de este tipo pero tenía una amplio historial de agresiones a funcionarios y peleas con internos en Teixeiro, A Lama, Topas (Salamanca) y el propio penal de máxima seguridad gaditano.

El martes por la tarde los penados más peligrosos salieron al único paseo del día, dos horas en el patio, allí se entabló una discusión entre Jacobo, pendenciero como pocos, y el canario. La suerte esta vez no estaba de parte del ourensano que sufrió numerosos golpes sin que ninguno de los compañeros de módulo interviniera. Con Rivera en el suelo, L.B.E. remató la faena apretando sus manos sobre el cuello. Cuando llegaron los funcionarios era ya cadáver.

Jacobo Rivera Regueira tenía hasta seis causas judiciales pendientes. Cuatro en Ourense, una en Pontevedra y la sexta en Salamanca, la mayor parte de ellas por robos con violencia, peleas y agresiones.

Su paso por la cárcel no aplacó su ánimos y tuvo problemas en todas las prisiones que visitó, ya fuera con funcionarios o con los propios compañeros. Eso hizo que se le clasificara como recluso de primer grado (el más restrictivo) y que fuera pasando hacia penales más duros: de A Lama a El Puerto III (donde cumplen condena etarras sanguinarios y algunos de los asesinos más peligrosos), a donde llegó el 19 de agosto del pasado año. En Cádiz acabó su buena suerte y su historia.

03 ago 2011 / 23:41
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