Muere en Fisterra el marinero que simbolizó el drama del emigrante

Gran razón llevaba San Agustín al afirmar que las lágrimas son la sangre del alma. Fisterra dio ayer el último adiós al hombre que protagonizó la famosa fotografía de Manuel Ferrol O home e o neno, que más tarde daría la vuelta al mundo. Cuarenta y nueve años después, volvieron a aflorar en la villa del Cristo esas lágrimas y gestos de profundo dolor que dieron el reconocimiento a la célebre imagen tomada en el puerto de A Coruña.

Con ochenta años de edad, recibió sepultura ayer Manuel Ángel Calo Marcote, conocido por todos en el pueblo como O Jurjo. Durante su vida compaginó la dura profesión de marinero con la no menos sacrificada de la emigración a Suiza.

Aquel día de 1957, en el que Manuel Ferrol captó con la cámara la mejor de todas sus fotos, el ayer enterrado se desplazó al puerto de A Coruña. Su cara de llanto estaba más que justificada: partían hacia el lejano Buenos Aires nada más y nada menos que sus padres, una hermana y varios primos.

El desconsolado niño al que abraza Calo Marcote era Juan, uno de sus cinco hijos, conocido por todos los fisterráns como Chanquete. Ese joven, hoy hombre maduro, revivió el dolor de la despedida. Dado que durante toda su vida contempló en casa una ampliación de la ya mítica foto, seguro que ayer le vino a la mente ese abrazo de consuelo que recibió de su padre en el puerto herculino.

La amargura de la emigración marcó, como a tantas otras, a esta marinera familia fisterrana. Y, casualidades de la vida, José, el hijo más joven de Manuel Ángel Calo, no pudo ayer despedir a su padre, dado que se encuentra faenando en el norte de África, en un barco que se dedica a la captura de la gamba.

Dolor también en Argentina

Tampoco pudo estar presente en el último adiós Pepita, la hermana que Calo Marcote fue a despedir a la ciudad coruñesa aquel día en que Ferrol captó la foto. Sin embargo, sí compartió el dolor que embargó a toda la familia. A las cuatro de la madrugada de ayer (hora española) telefoneó a los suyos para llorar durante unos minutos en común. En su mente estaba también la imagen de su hermano y su sobrino llorando su dura despedida en el puerto coruñés.

De los muelles herculinos a discos y salas

La famosa fotografía O home e o neno data de mediados de siglo, cuando en los muelles herculinos embarcaron miles de personas rumbo a ultramar. Lo que nadie sabía, y menos su autor, Manuel Ferrol (Cabo Vilán 1923-A Coruña 2003) es que, con los años, su instantánea acabaría en las principales salas de exposición de todo el mundo y hasta en portadas de discos.

"En aquel momento no preveía lo trascendente que iba a ser para el futuro de mi vida profesional", apuntaba al respecto de su trabajo el artista camariñano. Curiosamente, la fotografía no fue editada inmediatamente, debido a una férrea censura a la que no le interesaba divulgar el éxodo que vivía Galicia. Salió a la luz gracias al Centro de Estudios Fotográficos de Vigo, que se la solicitó para emplearla en una exposición y en un libro.

Ferrol residió hasta su muerte en el barrio coruñés de Santa Margarita, en la rúa Padre Sarmiento. Era muy conocido entre sus vecinos y de su carácter destacó siempre tanto su amabilidad como lo cercano y afable de su trato. Dejó mujer y varios hijos.