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{EL DÍA DESPUÉS}

Nervios al final

    Tras un excelente comienzo, en el que todos los conceptos del juego defensivo se realizaron con una excelente lectura por parte del quinteto inicial, acompañados de un alto porcentaje de acierto en ataque que llevó el marcador a 27-11 al final del primer cuarto, el segundo, en el que entraron nuevos jugadores en la rotación, fue un auténtico desbarajuste en todos los sentidos, el parcial de 18-27 lo dice todo. El Valladolid creyó en su trabajo, poco a poco se metió en el partido y en los últimos minutos no ganó por que les salió cruz, pero si hubiese ganado nadie podría decir que lo hiciesen injustamente. Tiene mucho mérito el trabajo de Ricard Casas que a pesar de todos los problemas económicos, el tener que sustituir a 9 jugadores que por una u otra causa han sido bajas y contar con algún cachondo en el equipo como Armon Johnson que la puede liar parda en cualquier momento, logró que sus jugadores fueran capaces de seguir compitiendo con dignidad, ganando tres de los cuatro cuartos.

    La mejor noticia de la jornada fue que al Manresa o Bruixa D´Or no le salen las brujerías y ni con el cambio de entrenador, afortunadamente, son capaces de ganar un partido. En estos momentos están casi tan descendidos como el Valladolid, aunque las matemáticas todavía les den posibilidades..

    Muy mal el Obra en este partido ante un oponente que de haberlo apretado un poquito más se hubiese diluido cual azucarillo. Mal fuera y dentro de la cancha, fuera por que nunca he visto a Moncho tan exasperado ni metiendo tantas broncas por los errores defensivos consecutivos lo que, creo honestamente, no ayuda a los jugadores novatos o a los que no tienen los conceptos claros. A veces es mejor sentar al jugador, explicarle tranquilamente sus errores y darle la oportunidad de redimirse en la cancha. Dentro de esta no me gustó alguna llamada de atención altisonante entre los jugadores, que aparte de no venir a cuento, corre el peligro de poder traducirse en mal rollo.

    Cuando se tiene un liderazgo absoluto, que normalmente simultanea ejemplaridad en la cancha con sabiduría en el juego, puede ser admisible, pero en el Obra actual no se da ese caso, por lo que lo mejor que se debe hacer es dar una palmadita, animar y susurrar al oído sobre el error, que seguro que tu colega lo valorará más. Al final, con estas cosas, cunde el nerviosismo, que en los partidos muy apretados no es el mejor compañero para llevar a buen puerto el objetivo de ganar.

    Quedan seis jornadas, estamos salvados, y solo veremos dos partidos más en casa, ante Cajasol y Murcia, y a ver si en alguno de estos dos partidos vuelve la tranquilidad, ojo, con toda la intensidad del mundo, y somos capaces de volver a jugar como sabemos y así despedirnos con buen sabor de boca y la grandísima satisfacción de que el año que viene, continuaremos.

    21 abr 2014 / 21:48
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