Obras y amores

EL EDIFICIO de la Facultad de Filosofía de la USC, situado en la emblemática plaza de Mazarelos, vuelve a estar en obras. En esta ocasión para cubrir con cemento y pintar de blanco una fachada que ahora es de piedra del país. Parece que el destino de este noble y sobrio edificio es estar permanentemente en obras. Sus orígenes datan del segundo tercio del siglo XVII y aparece vinculado a la labor universitaria de la Compañía de Jesús.

Entre los años 1734-37, el arzobispo José del Yermo y Santibáñez promueve la construcción del edificio actual para Casa de Ejercitantes de los religiosos de San Ignacio. El edificio no está completamente rematado cuando Carlos III decreta la expulsión de los jesuitas en febrero de 1767. El escudo de la fachada refleja la tensión entre el poder eclesiástico y el civil. En el escudo del arzobispo del Yermo figura su apellido convertido en lema: in eremo (en el yermo), ilustrativo del paso de la ignorancia al saber. Sobre éste figura el ostentoso escudo del Rey Carlos III. Los más viejos del lugar todavía recuerdan este edificio como Instituto de Enseñanza Media en las primeras décadas del siglo XX. En el año 1975 se vacía interiormente, perdiendo sus claustros, para convertirlo en Facultad de Filología. Sorprende que vuelva a estar en obras un edificio cuya última rehabilitación data de mayo de 2005 y me pregunto si es procedente tamaña inversión por razones estéticas.

Supongo que ha ganado el purismo urbanístico y la ley. Pero yo echaré de menos la cálida presencia del granito y seguiré pensando que no está hecho el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre.

Profesor de Filosofía