Ordes, escenario de la memoria del 'bailarín de los pies alados'

Su tía Rita le enseñó en Ordes sus primero bailes, todavía algunos años antes de que en su debut en el Teatro de la Comedia de Madrid (1959) la crítica lo bautizase como "el bailarín de los pies alados, como Aquiles". Juan José Linares, bailarín, coreógrafo y maestro de maestros de la danza, nació en Ordes y también allí volvió a la vida, como él cuenta, dos décadas después recuperándose de una grave enfermedad.

Desde los primeros pasos con su tía Rita en el pueblo ha pasado ya más de medio siglo, seis décadas en las que Linares ha triunfado sobre las tablas de los escenarios de todo el mundo; un éxito que no ha hecho más, sin embargo, que estrechar su vínculo con la tierra que lo vio nacer. "Tenía que devolverle algo", contaba meses atrás el todavía director de danza de varios conservatorios españoles. Y decidió regalarle su memoria, sus recuerdos más preciados que toman forma de trajes artísticos, tradicionales, regionales y hasta de luces, vinculados a los más destacados nombres del mundo del espectáculo de la España de la posguerra.

A lo largo de una carrera profesional tan exitosa como diversificada, Linares tuvo contacto con bailarines de medio mundo y tuvo también el mimo suficiente para apreciar los trajes que él y sus compañeros de profesión lucían sobre las tablas. Con esmero y constancia atesoró una colección privada de más de 700 piezas de todos los estilos, de diferentes épocas y de los más variopintos lugares del mundo: de Italia a Jerusalén, pasando por Grecia, Moldavia o Egipto. El traje más antiguo data del siglo XVII y entre las joyas de la colección se encuentran trajes de acristianar del siglo XIX y varias piezas tasadas "en nueve millones de pesetas del año 1978". También tiene un hueco para la crónica rosa, con galas que lucieron algunas de las folclóricas más recientes: Rocío Jurado, Mari Fe de Triana o la madre de Paloma Cuevas.

Volcado en compartir con sus paisanos su más preciado bien, Linares impulsó el que, a su parecer, sería mejor escenario para una colección que repasa no solo su trayectoria personal, sino también la del folclore español: un museo del traje en Ordes. Tras años de esfuerzo, el sueño del maestro se ha cumplido y unos mil trajes, de su colección y donados ad hoc, lucirán desde enero en la colección permanente que llevará su nombre a modo de merecido homenaje de los suyos.