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{ROJO Y NEGRO}

Oscuro legado de Franco en Ferrol

    Bienvenidos a la ciudad etílica. Encerrada bajo una campana de cristal, como la mansión decadente de Citizen Kane, Ferrol se sirve una copa tras copa mientras intenta olvidar su eterno tabú: FRANCO. El tablero de ajedrez naval tiene su propio Callejón del Gato, donde triunfan las discusiones de barra de bar. Por la nocturna Magdalena, los ferrolanos rajarán de los baches, del Gobierno local de turno, del presidente de Navantia o de los propios bazaneros. Las lenguas se tornan tan bífidas como viperinas para distorsionar una realidad ya bastante amarga: todos somos reencarnaciones de Valle-Inclán, algunos con buzo azul, otros con ocioso uniforme de FDTV. Pero el tabú persiste en esta ciudad desmemoriada, tan luchadora como a veces inmovilista. A veces, dan ganas de salir a la calle y gritar: "¡Franco ha muerto!". Porque la toponimia mantiene vivo (en parte) su legado: siete calles del Arsenal tienen nombres franquistas.

    Y sin embargo, hubo un tiempo en el que Ferrol derrumbó su propio Muro de Berlín. Ocurrió la noche del 4 de julio de 2002. Entre botellas de champán y algún nostálgico, la estatua ecuestre de Franco se retiró de su pedestal en la plaza de España, se encerró en una jaula de madera y se escondió en el Arsenal Militar. Un político del PP dijo aquella madrugada: "Lo tratan como a un ladrón de gallinas en la Edad Media". Con el noctámbulo recorrido de Franco por aquel julio de 2002, casi a lo Guerra de Troya, la ciudad naval cerraba un capítulo de su historia y reabría el de las polémicas obras de la plaza de España. Alejada de este culebrón urbanístico, la estatua de Franco se ocultó otros ocho años en una plaza del Arsenal. Y en 2010, se tapó para siempre en un almacén de la Armada: donde duerme el sueño de los injustos. Sin embargo, algunos secuaces conservan un lugar de honor en la Armada. Pasen a las siete calles del Arsenal con nombres de próceres del franquismo o navíos del bando nacional en la Guerra Civil.

    La ruta por estos elementos arquitectónicos se inicia por la mismísima Glorieta del Generalísimo. Último guiño a Francisco Franco. A continuación, cuatro calles: la del Almirante Honorio Cornejo (que ya fue ministro del dictador Primo de Rivera y murió durante la Guerra Civil), el Almirante Carrero Blanco (ministro y presidente durante la dictadura de Franco), el Almirante Vierna (Jefe del Estado Mayor de Ferrol y partícipe en el golpe de Estado del 36) y la calle Crucero Baleares (crucero pesado del bando nacional durante la Guerra Civil). El listado se completa con la Avenida de Salvador Moreno (líder del golpe de Estado en Ferrol y Ministro de Marina con Franco) y la plaza del Marqués de Alborán (Francisco Moreno, almirante de la flota nacional bajo mando de Franco). El incumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica no se limita al callejero del Arsenal. El antiguo edificio de la Aduana, en Ferrol Vello, aparece coronado por un escudo del franquismo.

    ¿marinos ilustres?

    La toponimia vigente del franquismo ha sido relatada por el historiador Enrique Barrera. En su enumeración, también señala que "en el Panteón de Marinos Ilustres están enterrados los almirantes Salvador y Francisco Moreno Fernández, aparentemente por una iniciativa familiar, sin que posean méritos para tal honra". Recuerda el historiador que "estos oficiales tuvieron un especial protagonismo en el golpe de Estado de 1936 y no deberían seguir enterrados aquí".

    Con la investigación de Barrera, el PSOE presenta iniciativas en el Parlamento gallego y el Congreso "para eliminar los vestigios del franquismo". Según la diputada de Ferrol, Beatriz Sestayo, "denunciamos la paralización de la Ley de la Memoria Histórica y pedimos la eliminación de esos símbolos". A cambio, los socialistas quieren que el vacío edificio de Aduanas se convierta en "centro de interpretación del franquismo, la UE tiene fondos para estos proyectos... otros países como Alemania los han utilizado para denunciar parte de su historia".

    Asociaciones e historiadores luchan por sacar de ese extraño limbo a las víctimas del franquismo: a los fusilados, represaliados, encarcelados, torturados, exiliados, enterrados en fosas comunes. Palabras que viven ahora bajo un oscuro velo de ocultamiento institucional. Como si el pasado se emborronase con la sangre de las vidas derramadas.

    Viejo amigo, ¿qué es lo que buscas? Tras tristes años de ausencia vienes con las imágenes que albergaste bajo cielos extraños, muy lejos de tu tierra (SEFERIS).

    La autora es periodista

    20 ene 2014 / 21:28
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