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"Pl P. Isorna y el Canónigo Precedo, en el corazón de Santiago"

Al P. José Isorna, franciscano, le podemos aplicar todas las bondades de Jesús Precedo y algo más.

Como franciscano superó prácticamente todo lo negativo que se cuenta de los conventos de frailes y monjas: "Entran - se dice- sin conocerse, viven sin amarse y mueren sin llorarse".

Un día el Padre Superior de los franciscanos, con motivo de la presentación de un libro sobre Santiago (cuyo autor era el Prof. de medicina Carro Otero), nos dijo del Padre Isorna: a la hora de la cena -después de unas breves lecturas- los frailes tienen unos minutos de recreo y pueden hablar. Entonces -casi siempre- llegaba el padre Isorna, con nueces, castañas, bombones, etc. etc. que era motivo de alegría para toda la comunidad."Decía- me refiero al Padre Isorna- esto de la sociología me ocupa mucho tiempo" (riéndose). Los demás compañeros le preguntaban (él ya tenía cerca de 80 años) "Padre cuando tenga muchos más años ¿Cómo se arreglará? ¡Ah! entonces tendré que llevar un monaguillo". Yo lo vi muchas veces en nuestra librería con bastón y boina.

Estuvo encargado de la misa en la TVG más de veinte años. Acompañándole nosotros en la calle una señora nos paró y dijo: se acuerda Padre Isorna de aquellas palabras que nos decía "e agora todos xuntos recemos o Padre Nuestro". Dejó la misa de la TV porque se sentía cansado. Ahora esta misa pasó a la Iglesia de San Fructuoso, donde un clero joven, competente y bien preparado tomó el relevo.

Isorna era miembro de RAG y en la correspondencia era comparable a Otero Pedrayo. En su archivo quedó correspondencia de Cabanillas, Cunqueiro, Armando Cotarelo Valledor etc. "el amor manifestado por este franciscano a Galicia y a los valores de nuestro país adquiere en su pluma y en su voz hondo sabor lírico" (GEG).

Cuando se celebró el funeral y entierro de C. J. Cela en Iría Flavia (Padrón), ignoro y no importan las razones que tendría el Señor arzobispo para no asistir pero que acierto ¡mandar al Padre Isorna! no pudo enviar mejor representante. A este funeral y entierro asistían tres ministros y en Madrid se había cortado el tráfico mientras se trasladaba el féretro al furgón fúnebre.

En una gran parte de España lo confundieron con el arzobispo de Santiago. Yo, que no pude asistir por encontrarme fuera de Galicia; le dije al verlo, "Padre le confundieron con el arzobispo y el me respondió: un día en África (por el color de las vestiduras) me confundieron con el Papa. ¡Y que menos dije yo! Lo haría tan bien como el Pontífice.

Entonces con calma me explicó lo de Iria. Al entrar en el Templo por razones de protocolo- ya dije que había tres ministros- el hijo de Cela, estaba al fondo y solo. El Padre Isorna lo cogió del brazo y lo llevó a cerca del altar, al lado de su padre y le dio un clavel, que el hijo puso encima del féretro.

El sermón formidable; resaltó la estética de la literatura del autor de la Colmena y de viaje a la Alcarria.

Ayudó mucho, muchísimo al clero secular. No sabía ante una necesidad - decir no- siempre era sí.

Uno y otro, Precedo e Isorna vivieron para nuestro pueblo.

Viviendo nosotros en esta ciudad de Santiago, una ciudad limpia, ordenada y agradecida: su sensibilidad la demostró en varias ocasiones. En el prólogo de una tesis doctoral dirigida por el Prof. Barreiro Fernández (la tesis versa sobre "o cardenal Quiroga e o seu tempo"; la desarrolla otro Prof. Joven Mínguez Goyanes), Barreiro ya había escrito laudatoriamente sobre el cardenal en Compostellanum. Ahora en este prologo vuelve reiteradamente a hablar de la relación del cardenal con el pueblo. Cuando lo nombraron cardenal (1953) en una época dura, fría, con escasez de recursos, sin embargo el pueblo supo revestirse de gala para recibirlo con gran alegría como cardenal; este mismo pueblo lloró su muerte inesperada (en diciembre de 1971). Con la muerte incivil del joven Miguel Ángel Blanco (en el País Vasco), Santiago de Compostela en pleno reaccionó al unísono: de tal forma que fue la manifestación popular más grande que recuerdo desde que tengo uso de razón. Cuando vino a Compostela por primera vez el Papa Juan Pablo II, mucha gente se marchó de víspera al aeropuerto de Lavacolla para recibir al Papa de madrugada. Un pueblo así sensible que actúa razonadamente, sabrá reconocer también los valores de estos dos hombres y que merecen (si no una estatua) sí al menos una placa o el nombre de una calle.

A mí me alegran las estatuas. Oviedo fue la ciudad que vi con más estatuas a nivel del suelo (sin pedestal). De hecho, yo, aquí en Santiago me detengo unos segundos ante la estatua de Valle Inclán de las dos Marías y, últimamente, de la del profesor Carballo Calero. Éste -pese a su seriedad- fue el primer catedrático de "lengua y literatura gallega en la USC" (1972). Era mi amigo y escribió al menos cinco libros para nuestra Editorial.

La estatua enseña y recuerda lo que representa. Hace poco tiempo un amigo mío que ejerce de profesor en Lugo me refería lo siguiente sobre la escultura de Anxel Fole que tienen en la plaza mayor. Este profesor tiene un niño de unos cinco años y cuando pasan por allí se acerca a la estatua y le dice al padre: mira está con los pies en el suelo como nosotros (el niño la ve sin pedestal) y con mi cabeza le llego a la cintura. Como diciendo pronto seré como él. Esta es la gran lección de la estatua, imitar al que está allí representado. Un pariente lejano de Fole nos dijo "in situ" que el escultor Ramón Conde, supo resaltar ciertos gestos, rasgos típicos de la familia. Esto es la pericia del escultor.

Si logramos que D. Jesús Precedo y el padre Isorna tuvieran una estatua o al menos una placa, la gente joven preguntaría ¿Quiénes son estos que están aquí representados?

El sitio para la estatua o placa, son fáciles de buscar. Don Jesús Precedo en los jardines que hay en la plaza de la Inmaculada: cientos de veces pasó por allí. El Padre Isorna en el campillo de San Francisco; detrás del monumento de Asorey.

Los lectores estaréis diciendo y el dinero: vosotros como yo sabéis que la diferencia entre lo posible y lo imposible está en la capacidad, en la decisión de la persona. Hay personas que de una "vida imposible, hicieron - con paciencia y austeridad- una vida posible, libre de amarguras".

RAFAEL SiLVA COSTOYAS
Fundador de la Libreria Follas Novas

18 feb 2018 / 16:16
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