Raña regresa a sus orígenes

"Ser campeón olímpico si he estado rallado durante cuatro años no sé si es bueno, porque pierdes cuatro años de tu vida de estar contento y tranquilo. Para mí es más importante el trabajar día a día con ilusión para poder conseguirlo". La frase es de Iván Raña Fuentes (Ordes, 1979), que ayer se presentó con su nuevo equipo, el Triatlón Arcade Inforhouse, en las inmediaciones del estadio de San Lázaro.

Raña regresa a sus orígenes, a un equipo en el que estuvo en 1995, cuando era una división del Club Natación Santiago. Ahí donde ya coincidió con su entrenador de toda la vida, César Varela. Quince años después, el campeón del mundo en 2002, en Cancún, México, regresa para hacer a un más fuerte a un club que no para de crecer en sus últimos años de existencia.

Atrás queda el año en el ciclismo profesional, donde Iván sufrió, aprendió y cogió fondo y experiencia. "En el segmento de la bici no creo que me pillen patas pa arriba" afirma, ahora, con tranquilidad, después de vivir en el Xacobeo Galicia una de sus mayores ilusiones: ser ciclista profesional.

En su acuerdo con el Arcade Inforhouse, el triatleta ordense disputará con su equipo la Liga de clubes, una competición que este año se organiza en A Coruña y donde el club santiagués tiene puestas muchas esperanzas de superar el cuarto puesto de la temporada pasada y asaltar el podio. También correrá con el Arcade Inforhouse la Copa del Rey, en Ferrol, y el Campeonato de España, aunque este se disputa de manera más individual. "Ellos me dan la libertad para correr las pruebas de la Copa del Mundo y de llevar mis patrocinadores", explica el ordense, que se siente ilusionado por representar a un equipo de la comunidad gallega.

Recuperar el nivel de 2008, cuando dejó el triatlón aparcado, es el objetivo prioritario de Iván Raña, siempre mirando de reojo a Londres 2012. Reconoce que los primeros meses de entrenamiento han sido muy duros, sobre todo por los dolores de espalda, en las rodillas y en los tendones a raíz de la carrera a pie. Pero también afirma que, con el paso del tiempo, las dolencias han remitido y que ahora escasean, por fortuna.

Raña entiende la competición de una manera diferente. No magnifica tanto los puestos como el disfrutar del día a día, del entrenamiento, y no de agobiarse por una carrera. "El día a día es lo más importante; trabajar con ilusión, con la ilusión de que puedes estar delante, aunque luego quedes de treinta", argumenta. Según su filosofía, siempre hay alguien mejor "y no puedes cabrearte".

Aunque matiza que el día a día colma su felicidad, la capital de Inglaterra puede ser su última oportunidad como olímpico, después de haber conquistado dos diplomas. Y hace recuento. "Mi mejor estado de forma física fue un mes antes de ir a Pekín, aunque en Atenas se me daba más como favorito", recuerda. Ahora, entiende que la experiencia de tres Juegos Olímpicos a sus espaldas y sus treinta años le pueden servir para manejar mucho mejor la presión de asistir al acontecimiento deportivo mundial más importante.