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Relacionan a un primo de Miñanco con el alijo de 3.700 kilos de coca

Los narcos que actuaron estaban convencidos de que el confinamiento jugaba a su favor // Los hermanos Fernández Pajuelo lideraban parte de la trama

César Rial Rial, José Otero Pérez y Roberto Gómez Camiño, apresados en la zona de Tragove en Cambados, donde el Umia se confunde con la ría de Arousa, tras embarrancar la planeadora en la que viajaban, al menos, dos de ellos; Jesús Mouta Piñeiro, detenido en su casa de San Miguel de Deiro-Vilanova, y los hermanos Fernández Pajuelo, Antolín y Alberto, el primero de ellos con amplio historial en el mundo del tráfico de drogas, son seis de los siete miembros de dos grupos gallegos de narcotraficantes que iban a introducir 3.700 kilos de cocaína. Cayeron el pasado sábado en el transcurso de un operativo, denominado Lince, que culminaron agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) del Cuerpo Nacional de Policía y el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de la Guardia Civil de Pontevedra, con apoyo aéreo del Servicio de Vigilancia Aduanera.

El séptimo es un ciudadano peruano y otro de los implicados, "un pez gordo", según lo definió una fuente policial consultada por este periódico, sería un primo de Sito Miñanco. Al parecer pudo ser detenido en su casa en Vilagarcía, un extremo que no quisieron confirmar las fuentes oficiales consultadas por encontrarse la operación abierta y pendiente de la detención de, al menos, otras dos personas, una de ellas otro viejo conocido de los equipos antidroga residente en Corvillón-Cambados, donde ayer se produjeron más registros.

Hay que recordar que dos de los tripulantes de una de las planeadoras lograron darse a la fuga tras arrojar al mar parte del cargamento, concretamente 68 de los 143 fardos entre los que se repartían las casi cuatro toneladas de cocaína que había sido alijada de un mercante con bandera peruana, a unas doscientas millas de las costas gallegas.

EXTRAÑO DESEMBARCO. El operativo para descargar la droga a la vieja usanza, con planeadoras que entraban en la ría de Arousa, recibió el OK al estar convencidos los dos grupos gallegos que cofinanciaban el importante alijo, de que la situación de confinamiento y la labor de las Fuerzas de Seguridad apoyando la lucha contra la pandemia sanitaria, jugaba a su favor y podrían actuar con total impunidad. Así se lo transmitieron a sus contactos colombianos que decidieron arriesgar con un desembarco que, en otras condiciones, sería impensable, por el control policial que existe en esta zona.

Y por este motivo fue fundamental la existencia de topos en el complejo mundillo del narcotráfico galligo: los agentes antidroga de Policía y Guardia Civil en la provincia de Pontevedra sabían que algo se estaba fraguando a pesar de que ninguno de los contactos habituales con la DEA y la Policía Antinarcóticos de Colombia les había alertado de esta posibilidad.

Todo se precipitó el viernes, en medio de la crisis sanitaria, cuando a media tarde ratificaron sus sospechas: el trasvase del mercante a las planeadoras se había producido y estas se dirigían al corazón de la ría de Arousa, algo que sorprendió a los estupas gallegos.

Los medios aéreos de la Agencia Tributaria se pusieron en marcha desde el aeropuerto de Lavacolla, eran cerca de las 21.00 horas cuando despegaron para localizar, a distancia y de noche, los movimientos de los narcos y completar con éxito el operativo.

CABECILLAS. Liderando una parte de esta operación se encontraría Antolín Fernández Pajuelo junto a su hermano Alberto, residentes en A Guarda. El primero tiene un amplio historial delictivo y ya participó, a finales del siglo pasado, en los viajes del pesquero Terral cargados de cocaína para los históricos del narcotráfico gallego.

Ahora sus contactos le permitieron dar un paso más y ser uno de los cofinanciadores de tan importante alijo que, según las fuentes, iba a ser distribuido entre España y Portugal.

A PRISIÓN provisional

•••Los detenidos en este operativo, que pasaron a disposición judicial, lo hicieron por videoconferencia por las medidas restrictivas en los juzgados debido a la epidemia del covid-19, fueron enviados a prisión provisional comunicada y sin fianza acusados de un delito de tráfico de drogas en cantidad de notoria importancia. Se da la paradoja de que al menos cinco de ellos también serán sancionados por incumplir la orden de confinamiento ya que fueron apresados cuando se encontraban al aire libre sin motivo justificado. Sobre ellos hay suficientes indicios ya que los agentes les sorprendieron cerca de una playa, con las ropas mojadas y sin poder justificar su presencia en ese lugar.

31 mar 2020 / 21:33
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