Renata Scotto: Curso de interpretación vocal en A Coruña
Las actividades del 65 Aniversario de Amigos de la Ópera de A Coruña, incluyen como capítulo fundamental, el Curso de Interpretación Vocal que queda confiado a la soprano Renata Scotto, quien continuará la labor que hasta el año anterior venía realizando Alberto Zedda y que podrá seguirse entre los días 28 de agosto y 8 de septiembre, que culminará con la actuación de los participantes en el mismo, con la colaboración del pianista Fabio Centanni, bajo la supervisión de la cantante y el director artístico del Festival Cesar Wonenburger, en el Auditorio de Afundación, además de las Actividades Paralelas, con las proyección de una selección de sus actuaciones destacadas y el encuentro abierto con los aficionados. El día 2, la cantante ofrecerá un diálogo abierto para ofrecernos aspectos de su vida y su carrera, además de su versión del arte lírico. La soprano de Savonna, tuvo el beneficio de disfrutar docencia de figuras históricas: Tulio Serafini, G.Gavazzeni, F.Molinari-Pradelli o Vittorio Gui, para compartir escena con las más grandes, M.Caballé, Leyla Genzer, Marilyn Horne, Beverly Sills, en esos años fastuosos de consolidación del belcanto, de los Bellini, Donizetti o Rossini, sin dejar al margen el verismo descarnado de Mascagni, Puccini o Leoncavallo. Por lo que nos afecta, a partir de 1987, comenzará a interesarse por la dirección escénica, repartiendo labores de enseñanza y así nos encontramos con la Ac. Sta Cecilia de Roma, la Juilliard School neoyorquina o la Ac. Napples de Florida. Los inicios con sus masterclasses de Verbier, dejarán su impronta en el Curtis Ins. Of Music, la Yale University o la Pittsburgh Opera y el reciente Renata Scotto Opera Program, en colaboración con Ramón Tebar.
Sus comienzos nos llevan a la Navidad del 52, en el Teatro Nuovo milanés, en una Violetta Valéry de La Traviata, para confirmarse en una ópera infrecuente, Margherita da Cortona de Licinio Refice, en el Teatro Alfieri de Turín y con L´amico Fritz de Mascagni. Al año siguiente, probará en Alla Scala, en el rol deWalter de La Wally, de Catalani, con voces de gran cartel, Renata Tebaldi y Mario del Monaco. Vendrá y a lo grande, la consagración inmediata en Edimburgo, en una tournée de la compañía de Alla Scala, aprovechando la cancelación de La Callas, en La Sonnambula de Bellini, en el rol de Amina, en una producción del mítico Luchino Visconti, tras un tortuoso enfrentamiento entre compañía y coliseo, lo que le dio la oportunidad de sustituir a la gran diva en rebeldía, con tan solo dos días de ensayos.
La misma Amina para el 60 y en La Fenice, cara a cara con A.Kraus, repitiendo en otros teatros italianos. Todo a punto en el 62, en el Covent Garden y en el Liceu barcelonés, para La Traviata y otra gira dos años después a gran escala, desde el Bolshoi al Teatro Colón de Buenos Aires, como Cio-Cio-San de Madame Butterfly, con el tenor G.Shirley, repitiendo posteriormente como Gilda de Rigoletto, con el barítono C. Mcneil y el tenor R.Tucker y en I Capuleti e I Montecchi de Bellini, dirigida por Margarita Wallman. La etapa americana la espera en la Opera Lírica de Chicago, en una irrenunciable Mimi de La Bohème, en el 60, antes de la apoteosis del MET con Madame Buttefly o Elena de I vespri siciliani, dejando abiertas las puertas a su asentamiento neoyorquino con más de 300 representaciones: Manon Lescaut, Luisa Miller, Othello, Don Carlo, Il Trittico, con lo más granado de la lírica, desde las voces a las batutas.
Tan dilatada carrera nos ha permitido observar su paso de soprano lírica a soprano dramática, siempre con el aguijón de la critica a sus espaldas, desde su primera Norma en el MET, en el 81. En su defensa, la propia evolución de su voz y la afirmación de un talento dramático, que la conduce a papeles más densos que abordará con absoluta seguridad: Leonora de Il trovatore; Abigail, Margarita de Fausto, Desdemona de Othello,La Mariscala, Kundry
Santuzza, Tosca o Nedda.
La colaboración con Ramón Tebar, llegó por la vía del interés del director. Ella estaba pasando el invierno en Florida, como suele hacer, y había ido a escucharle en La Sonnambula. Fue entonces cuando le sugirió hacer un programa para jóvenes cantantes, un tipo de proyecto al que ya está habituada, ya que lleva otros similares por todo el mundo, pues durante doce años trabajó programas parecidos al de la Ac. Sta Cecilia de Roma. Al final aceptó pues que nunca había estado en Naples, y siendo él director, no había duda de que funcionaría. Un año tardó la idea en llegar a buen puerto, contando con que la organización de Naples es muy minuciosa. Tebar, dirigió en Naples óperas como Don Pasquale y La Traviata.