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Las revelaciones del cabo Gago reabren el caso de la ‘Extremadura’

Un cabo denuncia "la negligencia de la Armada y la desaparición de los documentos"

No todo el mundo tiene madera de héroe. Y menos para luchar contra el sistema. El cabo primero de la Armada Jorge Miguel Gago Chao prefiere "hablar con todas las consecuencias: me lo piden mi cuerpo y mi mente". Perdió a dos amigos en el trágico accidente de la fragata Extremadura, el 19 de diciembre de 2005. En la explosión de la sala de calderas fallecieron el también cabo primero Javier Pérez Castrillón y el marinero Erik Noval Gómez. Por unas horas de diferencia, Jorge salvó su vida. Pero ahora también quiere recuperar "el honor de los compañeros". Ha relatado ante el Juzgado Togado Militar de A Coruña que "los mandos de la Armada pudieron evitar las muertes". Su declaración reabre el caso. Y él nos cuenta su historia.

Hasta los dramáticos hechos de 2005, este cabo primero llevaba cuatro años y medio en la cámara de calderas. La fragata se encontraba en el final de su vida profesional, tras tres décadas cruzando el mundo. Esa noche, en el momento del encendido, Jorge observó "elevados índices de contaminación por cloros en las calderas". El límite superior se establece en 1,6: tanto en popa como en proa se registraban índices diez veces mayores. ¿Qué se hace en estos casos? Según el cabo Gago: "Habría que renovar el agua, incomunicar la sala para seguridad del personal y apagar el barco". Puso en conocimiento la situación ante el jefe de máquinas y un suboficial: "Les insistí seis veces ante testigos, avisé del incremento del calor, pero no me hicieron caso".

La fragata permaneció encendida, pese a los "alarmantes registros de calor y contaminación". Jorge Miguel terminó su guardia en la sala, donde ya se encontraban Erik y Javier, y se retiró a descansar. Horas después se despertaba con un sobresalto: "Una explosión de vapor salió del interior de la caldera, con fangos y lodos que inundaron el barco salpicándonos a todos". Junto a otros compañeros, el cabo Gago realizó las maniobras para salvar el barco e incomunicar la planta de vapor, "mientras los altos mandos se dedicaban a consolarse". En el rescate de los cuerpos de sus amigos colaboraron bomberos, cabos y un suboficial.

A partir de aquí, Jorge denuncia el supuesto silenciamiento de la Armada: "A las nueve de la mañana reunieron a la tripulación. El comandante no nos preguntó cómo estábamos. No nos prestaron asistencia médica, ni psicológica. Pero sí nos prohibieron dar información a la prensa o incluso a nuestras familias". Desde entonces, la pesadilla no se fue de su cabeza: "Revivo todos los días el accidente, los mandos pudieron evitarlo". Por el camino, "desaparecieron pruebas como la tablilla de análisis de contaminación, para proteger al jefe de máquinas". Este cabo primero se siente solo ante el peligro. Pero le queda el poder de su palabra.

PESADILLA IMBORRABLE

Precedentes

La Extremadura ya tuvo fallos antes por su mal estado. Sufrió un gran corte de luz en Italia. Y llevaba más de un año a la espera de una nueva caldera.

Presupuestos

Algunas voces denuncian la falta de presupuesto en las fragatas: "Los mandos querían proteger su carrera profesional y silenciaban los fallos, salimos muchas veces a navegar pese al mal funcionamiento".

Investigación

Hasta ahora, el fiscal militar pedía el sobreseimiento provisional de la causa "porque no se comete un delito contra la eficacia en servicio". Tras la declaración del cabo, ya ha sido llamado a declarar el jefe de máquinas. También testificarán otro cabo primero y un cabo segundo en las diligencias previas.

Otro testigo

Según un nuevo testigo, otro cabo primero, tras el accidente "el jefe de máquinas afirmó que desconocía cómo tratar las calderas en peligro, pese a que teníamos información a bordo".

Homenaje

El cabo Gago habla de "complot y tapadera". La Armada no homenajeó a los dos fallecidos.

Sin destino

Tras el accidente, Jorge estuvo un año y seis meses sin destino: "Pedí 10 diferentes, pero sólo me quisieron mandar a la fuerza a Rota". Sufre depresión y ansiedad tras los hechos.

Jefe de máquinas

Mejor le fue al jefe de máquinas, pese a que los subordinados hablan de que "no estaba en su puesto y se dedicaba a jugar en el ordenador". Ahora es el encargado de seguridad interior del buque Juan Carlos I .

¿CONTAMINACIÓN?

Seis meses a bordo "entre el amianto"

Las antiguas fragatas se construyeron con amianto. Tras el accidente, la tripulación siguió a bordo durante seis meses "sin los protocolos de protección del amianto, podemos estar contaminados". El barco no se precintó, ni se hicieron pruebas .

18 abr 2008 / 01:53
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