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FIRMA INVITADA

Rosa Díez, Manoliño y los gallegos perturbados. Por Mario Conde

    Los líderes políticos deben tener especial cuidado con determinados excesos verbales porque si se instalan en la conciencia colectiva pueden provocar destrozos de envergadura. Bien es verdad que una noticia muere con la siguiente, pero una ofensa, o algo tomado como tal, pervive con mucha frecuencia en ese imaginario colectivo del que todos formamos parte.

    Rosa Díez estereotipó al gallego para criticar a Zapatero. Utilizó la palabra peyorativo que indica una idea desfavorable o despectiva,como medicucho o mujerzuela. Me cuenta Alfredo Conde que en algunos países de América del Sur, quizás América Central, gallego se utiliza despectivamente como equivalente a "tonto". Una de las acepciones de "gallega" era, en idioma español o castellano, -que no me meto porque chove- equivalente a puta, quizás porque la aproximación histórica de la mujer gallega a la relación sexual arrastraba menor carga dramática (léase hipócrita) que la propia de otras zonas de la orografía hispana.

    También me dice mi pariente que Cela, Don Camilo, nada mas alcanzar su sillón de la Academia, decidió arrancar esa acepción de los significados de gallega. Pero, claro, eso no cambia nuestra personalidad. Afortunadamente.

    Y digo nuestra porque, claro, soy gallego. Y de esos que no se sintieron ofendidos por la Sra. Rosa Díez cuando criticó a Zapatero apelando a lo mas peyorativo de ser gallego. No me ofendió porque ella no puede conseguirlo y porque, además, estoy acostumbrado a las meteduras de pata de los políticos. Los pobres tienen que andar de entrevista en entrevista, que de eso viven, y no siempre gozan de reflejos en perfecto estado de revista, por lo que indefectiblemente acaban metiendo la pata.

    Nos tocó a nosotros con lo del peyorativo. Otro día será a los murcianos a los que las Ordenanzas de Carlos III se refería como "gentes de mal vivir". El que tiene mal vivir es el Rey, porque murió y sus Ordenanzas están abolidas, mientras que los murcianos siguen viviendo y no parece que demasiado mal, aunque cuentan que los líos urbanísticos de los políticos de aquella tierra sí podrían servir para fundamentar ese mal vivir regio.

    Cuando se comentó lo de la mujer vasca ex PSOE en Intereconomía me lo tomé como debía ser, a broma, y por eso conté un chiste de gallegos en el que el protagonista es un manoliño de aquí al lado y el otro un ejecutivo moderno, dinámico y juvenil, de esos que usan la mitad de su vocabulario en inglés, sobre todo cuando se refieren a su afición favorita: la riqueza financiera con la que suelen fabricar pobreza real del personal de a pie. Un chiste y poco más.

    Esta mañana, al menos por Chaguazoso, llueve " a vontade" como diría mi madre, pero el viento de momento debe de andar enredando por la costa. Así que en en el desayuno comentamos un poco la prensa y Alfredo me dice que la buena Sra. Díez, no sólo no ha pedido perdón sino que encima se ha dedicado a descalificarnos más. Me costó creerlo y eso que de lo que diga Alfredo dudo menos que un miembro de la obra acerca de la santidad de Monseñor. Pero como Alfredo me reenvió a EL CORREO GALLEGO allí me fui.

    Y me encontré con que el titular del periódico dice que Rosa Díez llama ahora perturbados a los gallegos que se sintieron ofendidos. No puede ser, -me dije- seguro que es una interpretación amarilla, así que decidí leerme víctima del asombro un artículo inconcebible. Y al leerlo del asombro pasé a la estupefacción como algunos transitan de la estupidez a la paranoia.

    La Sra. -insisto, es la Díez- aclaró: "Ofenderse por esto es una muestra de intolerancia, complejo de inferioridad o perturbación nacionalista". A España le dejaban elegir los gurús económicos internacionales respecto de su situación económica, entre no hacer nada, salirse del euro o aplicar una estrategia de hierro. Rosa Díez deja a los gallegos tres opciones adicionales: tener complejo de inferioridad, ser intolerante o nacionalista perturbado. ¡Pues sí que estamos bien!

    Si hacemos una matriz con las dos elecciones, esto es, la económica y la gallega, nos podríamos encontrar con perturbados fuera del euro, intolerantes que no hacen nada o acomplejados que implementan estrategia de hierro.

    En fin, que antes tenía disculpa. Ahora demuestra que esas cosas que dicen los psiquiatras que se transita con facilidad de la estupidez a la perturbación psicológica de altura no se leen solo en los libros.

    Terminamos el desayuno, me fui, con lluvia y todo, a a pasear, que para eso están los paraguas. Y me encontré con Manoliño, el de la historia que relaté en Intereconomía, y, claro, me preguntó por la mujer esa y en concreto me dijo:

    - ¿Esa mujer dejó el Partido Socialista en el País Vasco porque decía que iba muy mal y perdería las elecciones?

    - Así, fue Manoliño, así fue.

    - ¿Y que pasó? ¿Las perdió?

    - No Manoliño, las ganó y tienen el primer Lendakari que no es del PNV desde la Constitución de 1978.

    - Entonces, lo que yo veo es que el problema no es el PSOE Vasco, sino que el problema es esa mujer....

    - El problema somos nosotros, Manoliño, que somos acomplejados, perturbados o intolerantes...

    - ¿Y eso que significa Don Mario? No entiendo nada, ¿será que somos torpes?...

    Seguía lloviendo y me fui a casa porque venían otros parientes míos de Allariz a comer. He tomado precauciones porque seguro que alguno tiene una de las características que denuncia la mujer con cuya salida del Partido Socialista se alcanzó por primera vez un lendakari no nacionalista.

    27 feb 2010 / 23:01
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