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{RESEÑA MUSICAL}

A la salud de Alberto Zedda

    Director, musicólogo investigador rossiniano por antonomasia e hijo Predilecto de la Ciudad de A Coruña, nos dejó un irrecuperable vació tras su fallecimiento en el mes de marzo. La “Programación Lírica de Amigos de la Ópera” de A Coruña, le dedicará una “Gala Rossini: Alberto Zedda, en el recuerdo”, el próximo día 9, en el “Teatro Colón”- 20 h.-, con cantantes que se anunciará, la “OSG” y el “Coro Gaos”, dirigidos por J.Miguel Pérez Sierra. Para siempre, el recuerdo inolvidable de las óperas de las nos hizo partícipes, desde el añorado ”Festival Mozart”, hasta su compromiso con “Amigos de la Ópera de A Coruña”, con un Falstaff” de Verdi, en el que dirigió a voces que nos resultan familiares. Bryn Terfel, Ainoha Arteta, J.J.Rodríguez, Marianne Cornetti, Ruth Iniesta o Francisco Corujo. En la memoria, nos quedan óperas que hicieron memoria: “Guillermo Tell”, “Tancredi”, “Semirammide”, “El barbero de Sevilla” o la sorprendente “Il Viaggio a Reims”. Zedda, recibió el ensalzamiento en su tierra, en el “Rossini Opera Festival” de Pesaro, además de la nominación de la “Accademia Rossiniana” que se reconocerá como “Accademia Rossiniana Alberto Zedda”, aquí disfrutaremos de la “Gala Rossini, Alberto Zedda”. Estamos ante una excelente oportunidad de recuperar algunos de sus ingenios, chanzas y apreciaciones, de este gnomo de un gracejo irresistible. Rebuscando, daría para completar un tomo de dimensiones colosales, pero unas cuantas valdrán para entendernos con esta persona de una humanidad irresistible.
    Vayan pasando pues por el cedazo, algunas de ellas: “El tenor rossiniano es casi siempre uno de los cantantes más traicionados. Se les requieren agilidades que hacen pensar en el tenor ligero, mientras se le solicitan también inflexiones heroicas. Cierto es que los “tenori di grazia”, con voz clarísima, no son aptos para Rossini ni tampoco para Mozart. Kraus habría podido ser el tenor rossiniano ideal, pero ha nacido demasiado pronto, cuando los estudios de la materia estaban en sus comienzos”. “Para ser un divo rossiniano no hay que quedarse en los fuegos artificiales, hay que viajar con delicadeza hacia lo que hay detrás del envoltorio y debe ser de forma sutil”.
    “Rossini es como un pintor abstracto, con muy pocas palabras y recursos musicales logra lo trascendente. Un compositor exuberante, endiablado y genial y del que en este siglo- a partir de mediados del XX-, hemos encontrado la llave”, “Rossini es el Molière de la ópera. Hace un estudio de psicológico de los personajes que contrasta con su música abstracta. Por eso resulta tan difícil de dirigir y representar, otro de los aspectos son los autopréstamos, por decirlo de forma elegante, que hacía con sus obras, Se plagiaba a sí mismo, con la esperanza de que no lo pillasen. Esto explica que le diese tiempo a escribir cuatro óperas después de “La pietra di Paragone”
    “Cuando se descubre, por ejemplo, que tantas páginas del “Barbiere di Siviglia” provienen de otras óperas, de óperas serias, dramáticas, te asaltan dudas sobre la famosa comicidad de “Il Barbiere di Siviglia”. Yo encuentro que es una ópera divertida, que debe divertir, pero no es una ópera cómica. La ópera cómica supone siempre personajes exagerados, definidos por sus propios defectos. Por el contario, “Il Barbiere” muestra a los personajes tal como son”. La representación de “Semiramide” e “Il Viaggio a Reims”, en el “Teatro Real “ de Madrid, también nos dejó una precisa apreciación: “Rossini no es un compositor fácil, aunque lo parece, ya que utilizaba palabras y modulaciones muy sencillas. La fuerza de Rossini está en la pulsación rítmica que transmite al canto, a la orquesta, a la escena, y que no es otra cosa que energía, vitalidad y movimiento. Esto parece fácil y la gente rápidamente se siente dentro, pero los significados últimos de su obra no son tan simples. Son historias muy complicadas o que, por el contrario, no tienen ningún sentido, excepto el que le da la música con la realidad de lo que está contando”
    Con motivo de “Il turco in Italia”, en un montaje de Lluís Pasqual, en la clausura del “Festival Mozart” de A Coruña, en el verano de 2001, maese Zedda, en una entrevista concedida a Luís G.Iberni, comentaría: “El canto rossiniano es culpable de su éxito, pero también de su difícil realización. Es muy complicado dar con el registro adecuado. La melodía no es expresiva en sí misma, y su virtuosismo se aplica lo mismo al lenguaje instrumental que al vocal, Canturrear una melodía rossiniana es muy difícil, casi antinatural”.

    25 ago 2017 / 17:55
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