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Tigres sin colmillos ni garras

    IRLANDA VUELVE a tener serios problema con sus bancos. En realidad nunca dejó de tenerlos desde que la crisis puso al descubierto las enormes deficiencias que presentaba un modelo de crecimiento fuertemente dependiente del sector inmobiliario, que se ha venido abajo con la explosión de la burbuja (una caída del empleo superior al 30% y una caída de los precios de la vivienda de hasta al 40%).

    Cuando en 2008, el Gobierno irlandés nacionalizó el Anglo Irish Banks (AIB) y el Bank of Ireland, hubo quien advirtió que el agujero era bastante mayor que el que decían las autoridades. El tiempo le ha dado la razón: el Gobierno irlandés se dispone a inyectar nuevas cantidades para recapitalizar el Anglo Irish Bank y reestructurar parte de su deuda. Y aún así, las agencias de calificación y los mercados financieros siguen sin fiarse de un sistema bancario cuyo valor ha descendido un 90%.

    Hace no tantos años que Irlanda era el Tigre Celta. Hoy nadie se atrevería a apodarlo así, su situación económica no resiste la comparación con los tigres o dragones asiáticos. Desde 1994 hasta 2000, la economía irlandesa registró un crecimiento excepcional (10,7% en el PIB, con un incremento de los activos del 5% y de los ingresos fiscales, del 17%, en el último año de ese periodo), pero a partir de ahí el ritmo empezó a bajar, y el modelo económico se desveló incapaz de hacerle frente a la crisis.

    Tan pronto el crecimiento del PIB cedió por debajo del 3 por ciento anual, el descenso del impuesto sobre la renta se hizo incompatible con el aumento de las prestaciones sociales y del salario mínimo, y el paro empezó a subir. Los ingresos fiscales no llegaron para cubrir el presupuesto de gastos, y el aumento del déficit se unió a la crisis bancaria, lo que provocó falta de liquidez y que las empresas tuvieran enormes dificultades para seguir funcionado. A su vez, la inversión se detuvo. Paralelamente, la demanda interna se contrajo y las exportaciones perdieron terreno. Eso provocó más paro y menos consumo...

    Con la información que ahora disponemos sobre la crisis -y todavía falta mucho por analizar-, nadie osaría recomendar a Irlanda como el paradigma que debería haber seguido Galicia. Ya no está tan claro que Dublín haya sabido aprovechar eficientemente las cuantiosas ayudas recibidas de Bruselas. Las carencias en infraestructuras de todo tipo resultan alarmantes, y tanto afectan al bienestar de los ciudadanos como a la productividad y competitividad de las empresas.

    Irlanda ya no es el portaaviones desde el que los norteamericanos podían situar sus productos en la Unión Europea. Las tecnologías de la comunicación no lo son todo, y el Tigre celta ha perdido los colmillos y se ha quedado sin garras.

    Francia prepara una subida indirecta de los impuestos, mediante el recorte de los incentivos fiscales, así como diversos recortes del gasto público. Portugal se dispone a rebajar los sueldos de los funcionarios y subir los impuestos. Hay más casos.

    Ese panorama nos es conocido, luego reflexionemos.

    30 sep 2010 / 23:49
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