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{ EL DÍA DESPUÉS }

A triplazos

    FUE UN PARTIDO espectacular con el hándicap de que hubo bastante riesgo de haber terminado en la unidad de coronarias. El Obradoiro, que comenzó defensivamente despistado, poco a poco se fue entonando y terminó en el primer cuarto vivo y con Shermadini en el banquillo andorrano con dos faltas. En el segundo cuarto el Obra volvió a ser en defensa el equipo que debe ser y ahí pegó el estirón que le permitió dominar en el marcador durante muchos minutos. La mejor noticia llegó con la ansiada reaparición de Juanjo Triguero, que me imagino que haciendo un esfuerzo descomunal pudo ayudar a parar a la pesadilla que fue Shermadini dentro de la zona, donde a pesar de su aspecto poco atlético, con su experiencia y su lectura del bloqueo y continuación, aparte del ya conocido y exquisito juego de pies, impuso su ley convirtiéndose en el tramo final del partido en un martillo pilón. Triguero le plantó cara y pudo jugar más de trece minutos donde hizo notar su trabajo defensivo que el público y el equipo agradecieron.
    No recuerdo un partido del Obradoiro con tanta puntería en los triples. Que acierten Waczynski o Haws es normal, pero que nada menos que seis jugadores estuviesen entre el 57% y el 100% de acierto fue decisivo y palió la tremenda diferencia que hubo entre los tiros libres: 37 del Andorra por 7 del Obra, diferencia a todas luces extraña e injusta tal y como fueron las defensas de ambos equipos.
    Pero lo más curioso estaba por llegar, así es el baloncesto. A pesar de lo entonados que estaban todos los exteriores del Obradoiro, Peñarroya optó por meterse en una zona que fue la que provocó los mayores errores en el tiro de estos, que encadenaron una racha de falta de acierto que convirtió un partido totalmente controlado por los locales en un toma y daca en el que la cara y la cruz se alternaron de tal forma que no terminamos en el CHUS de milagro. Cuando todo parecía perdido y las caras de algunos aficionados delataban la asimilación de la derrota, llegó una merecida prórroga porque nadie tiró la toalla y el empeño y lucha hasta el final tuvo su justo premio.
    La prórroga fue espectacular por parte de los dos equipos, con un baloncesto de muchos quilates y continuas alternativas. Los jugadores del Obra fueron muy valientes y al final se consiguió la ansiada y merecida sexta victoria ante un equipo muy bueno y en un gran momento, con siete victorias, por lo que el resultado final si cabe sabe mucho mejor por la forma en la que se produjo, por lo que costó y por lo bien que le viene al Obra tal y como está de apretada la clasificación. Ahora nos toca en Málaga el Unicaja, cancha y equipo muy difíciles, pero con este Obra puede pasar cualquier cosa… ¿La séptima? Por qué no.

    04 ene 2016 / 21:38
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