Con un decreto 'manu militari', todos felices

Todos están en contra, se repite desde diversos altavoces político-sociales. Es cierto. Están en contra todos los que están en contra, que son los mismos que ya lo estaban antes de conocerlo y que votaron en las últimas elecciones contra el PP porque prometía derogarlo. Los que están a favor no se les oye porque no disponen de altavoz o porque ya lo hicieron el 1-M y están a la espera de que se cumpla el compromiso. Salvo Galicia Bilingüe, que quiere más español de lo que la Lei de Normalización fija. Tengo la impresión de que el camino elegido para tratar de que la Xunta recule no nos va a deparar, a todos, nada bueno. Las descalificaciones -trapallada-, huelgas, manifestaciones y acusaciones de ilegalidad no son la mejor manera de crear un clima de serenidad para resolver un asunto tan delicado. Aún así, en medio de este clima bélico, la Consellería de Educación recibe, supongo que educadamente como corresponde a su denominación, a quienes antes de entrar les ponen a parir y llegan con el ultimátum de que o ¡Bases fuera! las del gallego, claro, pues las americanas ya son amigas, o no hay armisticio. Desde algún sector se puede esta entender esta actitud como síntoma de debilidad creyendo equivocadamente que quien más grita es el que tiene la razón. Parece evidente que esto de la democracia, el consenso, la consulta, la negociación están muy bien, pero conlleva problemas. Se montan unos líos tremendos. Ya decía Franco que no se nos podía dejar solos. Si hubieran hecho como el Bipartito, decreto manu militari, el asunto estaría solucionado. Los de Feijóo tienen aún mucho que aprender.