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{ EL DÍA DESPUÉS }

Vaivenes

    ganar y por ende mantener el básquet-average supone de facto tener una victoria más que el Joventut en el final de Liga más apretado y difícil de los últimos años con la dificultad añadida de que a estas alturas aún está en el aire lo que va a ocurrir con los ascensos y descensos, merced a la aplicación del hasta ahora obligatorio canon para entrar en la ACB de por medio. Una gran victoria con triples consecuencias, ya que deja al Joventut muy tocado, sube todavía más la moral del obradoirismo para las 7 finales que restan y las derrotas de Betis y Zaragoza convierten en numeroso el pelotón de los que luchan por salvarse matemáticamente, sin tener que esperar a las quinielas administrativas que a estas alturas deberían de estar clarificadas.
    Fue un partido de vaivenes, o como decía Germán Gabriel, ahora comentarista, de tostadas. El primer vaivén o la primera tostada, como uds. deseen, la tuvo el Joventut que no fue capaz de frenar el ímpetu y juego del dúo Pustovyi–McConnell y la buena defensa global del Obra que dominó el inicio del partido en todos los guarismos. El segundo la tuvo el Obra, más bien fue un socavón, ya que de dominar 12–22 paso a ser dominado 29–22 merced a un parcial de nada menos 17 puntos en contra. La segunda rotación del Obradoiro fue una lacra en lo ofensivo, entre todos los del banquillo tan solo fueron capaces de anotar 8 puntos y de ellos 6 de Llovet que estuvo muy bien en un partido emocionalmente muy difícil para él. Después el vaivén le tocó a la Penya, con Bogdanovic desaparecido y sin ser capaces de generar en su ataque ni de mantener a raya el largo y parsimonioso juego obradoirista, que le devolvió el dominio en el marcador y en el parquet.
    La segunda parte fue más igualada, la presión del Joventut rompió el ritmo del Obra y poco a poco, apoyados en la aparición de Bogdanovic y la muñeca de Ventura, el marcador se apretó aunque siempre el Obra pedaleaba por delante. En el esprín final apareció Whittington tanto anotando como atrás, hay que valorar mucho su mejoría defensiva, y fue el jugador clave ya que McConnell tenía encendido el piloto de la reserva en sus piernas y el vaivén emocional estaba descontrolado en ambos equipos que nos sometieron a un estrés tremendo en los últimos 30”.
    El Obradoiro fue un justísimo vencedor porque si fuese un combate de boxeo hubiese ganado a los puntos con notable diferencia, que en su traslación al básquet solo se tradujeron en uno que supo y sabe a gloria. Estas dos victorias consecutivas reflejan una subida del nivel del equipo que a estas alturas invita al optimismo ante el próximo rival, el Unicaja, que llegará a Sar tras la depresión de la derrota o la resaca de la victoria en la final de la Eurocup. Como hemos ganado termino con un cariñoso tirón de orejas a Benzius y Pustovyi. Ojo con las técnicas.

    03 abr 2017 / 21:26
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