La Vía Künig
El número de peregrinos a Santiago crece de manera intensa y constante. El Camino Francés sigue siendo el más transitado, con picos en verano que comienzan a generar dificultades, sobre todo de alojamiento a medida que se acercan a la ansiada meta. El 2021, Año Santo, seguramente batirá todos los récords. Y ya el 2020, pues muchos querrán adelantarse para esquivar aglomeraciones. El fin de las obras de la Catedral, que lucirá magnífica en todo su esplendor, constituye un foco de atracción más luminoso y la previsible (esto no es tan seguro) conexión por AVE con el resto de España facilitará el regreso, lo que constituye un acicate más para emprender la aventura.
No digo que a corto, pero a medio plazo, existe riesgo de masificación. El fenómeno xacobeo, no cabe duda, irá en aumento, entre otras razones por sus valores, un soplo de vida para el cuerpo y el espíritu, cada vez más apreciados en la sociedad actual. Con sentido común, el deán compostelano Segundo Pérez aconsejaba hace unos días, con motivo de la entrega de la compostela número 300.000 de este año, que si la ruta principal se colapsara hay otras otras para elegir.
Hay tantos caminos a Santiago como peregrinos. Originariamente salían de su casa para confluir en lugares comunes y caminar hasta Compostela, procurando los itinerarios más cortos, seguros y orográficamente asequibles. Hoy se toman medios de transporte rápidos hasta lugares emblemáticos, como O Cebreiro, o situados a una distancia superior a los 100 kilómetros que dan derecho al documento acreditativo. Resulta curioso ver en verano como en Sarria, a 116,5 km., se vacía el tren abarrotado, que enlaza Ourense con Lugo, para desde esta histórica villa partir hacia Santiago.
Uno de los caminos no reconocidos oficialmente por la Xunta es la variante del Camino Francés que desde O Cebreiro se dirige a Lugo para entroncar con el Primitivo hasta reencontrarse en Melide con la ruta principal. Es la Vía Künig, que toma su nombre del monje alemán Hermann Künig, quien en el siglo XV editó una guía, una especia de Códice Calixtino, de este itinerario con el fin de facilitar a los peregrinos un recorrido más asequible, sobre todo en los duros meses de invierno. Buscaba pasos menos elevados en las montañas que los del camino tradicional.
La iniciativa tenía sentido. Esta ruta coincide básicamente con el tramo de la vía romana XIX entre Lugo a Astorga, el camino real de Carlos III y actualmente la N-VI, paralela a la moderna A-6. Tampoco hay que descartar otros motivos, como la atracción de Lugo para un peregrino medieval por su significado religioso. El incentivo de la vieja urbe romana, importante sede episcopal con su magnífica catedral, compensaba el ligero rodeo que darían.
Razones tendrá la Xunta para no apoyar la declaración de ruta oficial, por más que el gran estudioso y promotor del Camino, Elías Valiña, incluyera esta variante en los mapas con los que ilustra su obra El Camino de Santiago. Estudio histórico-jurídico, del año 1965, libro publicado por el CSIC. Evidentemente, no existen los mismos referentes históricos sobre su existencia que la principal.
Tampoco se investigó mucho hasta el presente. Ahora sí, hay un equipo de expertos que trabaja en ello. Por su parte, los ayuntamientos por los que discurre la Künig comienzan a percibir los beneficios de su existencia. Se trata de la Galicia interior -As Nogais, Becerreá, Baralla, O Corgo y Lugo-, de las zonas más deprimidas, donde el futuro de los jóvenes está en la emigración. Son lugares en los que paradójicamente el progreso de las comunicaciones generó retroceso. La A-6 invisibiliza, oculta su existencia.
Son muchas las razones, como vemos, por las que la Xunta debiera revisar su posición. Cuando menos, profundizar en la investigación. Pero lo dicho, si Elías Valiña, cura de O Cebreiro, la bendijo sobra cualquier otra consideración. Piénsenlo.