“Para dos minutos de prueba yo tengo que estar cuatro años entrenando para los Juegos”

Aunque se le escapó la primera oportunidad, a bordo del C2 500 junto a Antía Otero, finalmente ha podido conseguir un puesto en los Juegos al imponerse en el selectivo nacional de C1 200 a María Corbera. ¿Qué significa para usted alcanzar unos Juegos y vivir en primera persona el debut olímpico de la canoa femenina?

Para todo deportista es el momento esperado. Es a lo que quería aspirar desde pequeña, porque creo que es el momento máximo al que puede aspirar un deportista. Espero poder decir lo que se siente en ese momento.

Al fin y al cabo, es el sueño por el que lleva trabajando todos estos años, la razón que le hace dejar su casa e irse a Sevilla siendo todavía una adolescente.

Yo llegué con quince años a Sevilla, en ese momento era un proyecto para Tokio 2020 pero yo no lo pensaba como tal. Me iba de casa, no iba a estar con mis padres, lo veía como una concentración pero permanente. Al principio no ves el objetivo tan claro. Ahora veo que los Juegos se acercan.

¿De quién se ha acordado al conseguir la plaza olímpica?

Estoy supercontenta, agradezco el apoyo a todos los que me ayudan cada día, especialmente a mis entrenadores Marcel y Georgiana Glaván, y a mis compañeros.

Para alzarse con un puesto en Tokio ha tenido que vencer en las dos tiradas del selectivo a María Corbera, de quien ha dicho que le ha ayudado a ser mejor deportista.

Le doy las gracias a María Corbera por hacerme mejorar cada día como persona y como deportista. Ojalá que las dos pudiéramos ir a estos Juegos Olímpicos pero solo había una plaza. Le deseo lo mejor, y ahora a seguir luchando, y ya por fin puedo decir que estoy en los Juegos de Tokio.

¿Cuál es el primer recuerdo que conserva de los Juegos Olímpicos?

Yo veía mucho natación sincronizada en los Juegos, me gustaba mucho. Yo veía que esa gente era increíble. Pero todo el esfuerzo que hay detrás debería enseñarse mucho más. Lo que se enseña siempre es el resultado, pero para ese resultado, para dos minutos de prueba yo tengo que estar cuatro años entrenando para cada edición de los Juegos. Yo valoro muchísimo más eso.

Su principal opción para competir en Tokio pasaba por conseguir la clasificación en el C2 500 junto a Antía Otero, pero se les atragantó el Preolímpico. ¿No les llegó en el mejor momento?

Sí nos encontrábamos en el mejor momento de la temporada, porque hemos hecho un pico de forma para esta ocasión. Las sensaciones que teníamos en conjunto del barco eran muy buenas.

A pesar de que estamos a punto de culminar el ciclo olímpico más largo por la pandemia lo cierto es que Antía Otero y usted no llevaban ni siquiera un año montando juntas. ¿Ha sido tiempo suficiente para acabar de acoplar el barco?

Para acabar no, porque yo creo que aún tenemos mucha trayectoria por delante. Empezamos hace menos de un año pero para lo poquito que llevamos yo lo veo muy acoplado. Nos entendemos muy bien, cada una aporta una cosa diferente al barco, ella es más tranquila, yo soy un poquito más nerviosa. Cada una tiene esos dos puntos que le hacen falta al barco.

Competirá en Tokio en C1, pero su objetivo para París volverá a ser en C2 con Antía Otero, esta vez sobre 200 metros. Aunque haya sido un cambio de última hora, ha sido un cambio para mejor, pues los resultados con Antía incluso superan los obtenidos con Patricia Coco, si bien apenas ha habido competición.

En la Copa del Mundo del año pasado no hubo tanta participación, faltaban algunos barcos, pero conseguimos el cuarto puesto en el C2 500, que es la distancia olímpica. Estamos las dos muy contentas del barco que tenemos. Tanto psicológicamente como el rendimiento del barco todo ha ido a mejor.

Usted y Patricia Coco eran sobre todo velocistas. ¿Era muy diferente montar el barco con Patricia a hacerlo con Antía Otero?

Son personas muy distintas. Cada persona va diferente en el barco, se trata de acoplarte un poquito a la persona, hablar de lo que más os gusta, lo que menos... y al final el barco se saca adelante.

Con Patricia usted se montaba detrás en el barco, pero con Antía ha cambiado de posición. ¿Qué le ha llevado a ponerse ahora delante?

La que va atrás lleva la dirección. Antía la lleva bastante bien. Yo me puse adelante porque tenía más experiencia en competición, y por la forma de remar, a mí me gusta ir un toque más largo. Ella es pequeña y le faltaba ese puntillo. Probamos así y fue perfecto.

Antes Patricia Coco ejercía con usted un papel más maternal, por la diferencia de edad entre ambas, por su experiencia y por su veteranía, y también por ser un poco más calmada. Me imagino que ahora ese rol le tocará desempeñarlo a usted con Antía Otero, que es unos años más joven.

Yo a Antía la veo más de mi edad. Nos gustan las mismas cosas, siempre hacemos lo mismo. También hay veces que chocamos, obviamente, pero nos llevamos muy muy bien porque somos casi de la misma edad. Con Patricia veía mucho más la diferencia de edad, nos gustaban cosas más diferentes.