El saludo de la esperanza

A Gudiña-Santiago. Este ha sido el recorrido de la última etapa de la veintena de participantes del Reto Ultreya que, tras recorrer 1.000 km desde Sevilla, ya han llegado a la meta: a la Catedral compostelana. Todo comenzó el día 28 de junio a las 6 de la mañana en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra, acompañados de vecinos y amigos cargados de pancartas.

Han recorrido alrededor de 250 kilómetros por día repartidos en cuatro etapas: Alcalá de Guadaíra-Cáceres, Cáceres-Salamanca, Salamanca-A Gudiña y A Gudiña-Santiago de Compostela. En su nombre, el reto ha llevado su significado: ultreya significa “hacia delante”, y es uno de los tradicionales saludos del Camino de Santiago para dar ánimos.

Durante todo el recorrido, los cinco amigos que comenzaron el reto han querido dar su apoyo a los comercios locales, a todos los empresarios que han sufrido durante la pandemia sanitaria. Se han reunido con ellos, han escuchado sus historias y han comido en las mesas de sus restaurantes. Y, por supuesto, también han recibido mucho a cambio. La asociación de empresarios de Cáceres quiso agradecer su paso por Extremadura con una placa conmemorativa justo al finalizar la primera etapa. Un poco más arriba, en el municipio zamorano de Tábara, el ayuntamiento les preparó una bienvenida alrededor de una mesa llena de comida.

Ultreya siguió hacia el norte con su saludo de ánimo. En Galicia, el cambio de temperatura hizo acto de aparición tras unos días de intenso calor desde el sur de España. También las piernas se toparon con la dureza del terreno al cruzar la frontera entre Castilla y León y la comunidad gallega. En A Gudiña, al mismo tiempo que Víctor los recibía con los brazos abiertos en su hostal, un farmacéutico de la zona les trasladaba su mensaje de preocupación por el comportamiento de los que no siguen las medidas de seguridad ante el covid. Allí, también en suelo gallego, un camionero portugués les contaba su experiencia justo cuando la frontera Galicia-Portugal volvía a ser una línea invisible sin barreras al reabrir ayer mismo después de cuatro meses sin movimiento.

En los últimos diez kilómetros antes de cruzar el arco del Obradoiro, Juan Ignacio Fernández, la mente pensante de esta iniciativa, inhalaba y exhalaba con fuerza sobre la bici mientras hacía un repaso mental de todo lo que han vivido él y sus compañeros de viaje. A ellos se han sumado diferentes grupos en Salamanca, Zamora, Mérida... como la escuela salmantina de ciclismo a su paso por la ciudad castellanoleonesa. A todos les han trasladado un mensaje: la mejor manera de afrontar las dificultades es estar juntos.

Juan Antonio recuerda de forma especial a todos los niños que se han encontrado por la Ruta, y con los que han compartido el mensaje de colectividad que reivindican. “Los más pequeños comprenden mejor que nadie lo importante que es ayudarnos, y ser solidarios”.

Como compañero de viaje, han llevado una estatuilla de un panadero a caballo. La figura es un obsequio de la Federación de Industriales y Comerciantes de Alcalá de Guadaíra, y ya está en manos de los miembros de Compostela Monumental, encargados de recibir al grupo en el Obradoiro. Ultreya ha cruzado España de sur a norte, presumiendo de viejo saludo peregrino justo en el día en el que las dos figuras de Monte do Gozo volvían a ejercer de anfitriones del Camino.