Nuevas alianzas

La reconciliación entre Irán y Arabia Saudí reconfigura el mapa de alianzas de Oriente Próximo

Qatar y Siria son los más beneficiados por el acercamiento entre las dos grandes potencias regionales,

Prisioneros yemenís liberados por Arabia Saudí a su llegada a Sanaa.

Prisioneros yemenís liberados por Arabia Saudí a su llegada a Sanaa. / REUTERS

Andrea López-Tomàs

Son días ajetreados en Oriente Próximo. Los teléfonos no dejan de sonar, altos cargos desembarcan en aeropuertos extranjeros, se suceden los retratos de históricos apretones de manos. Y es que la reconciliación entre Irán y Arabia Saudí hace apenas un mes está reconfigurando la región. Qatar recupera amistades con sus países vecinos. El dictador sirio, Bashar el Asad, verá florecer la primavera desde los cielos con todos los viajes y reuniones que tiene programadas. En Yemen, vislumbran un futuro donde las bombas dejen de cubrir el sol. Los aliados de las dos grandes potencias regionales se benefician del apaciguamiento de su enemistad, cuyo arreglo promete la paz.

Parecía increíble pero China lo logró. El pasado 10 de marzo, Irán y Arabia Saudí anunciaban su intención de restablecer relaciones diplomáticas tras ocho años como grandes rivales. La monarquía saudí rompió en 2016, junto a Emiratos, Bahréin y Qatar, las relaciones diplomáticas con el régimen de los ayatolás tras los ataques de sus partidarios contra misiones diplomáticas saudís en Irán. Ayudados por la mediación china, ambos países, abanderados de las dos principales ramas del islam, tienen prisa por recuperar el tiempo perdido. Más allá del compromiso de reabrir sus embajadas en junio, Irán y Arabia Saudí quieren implementar acuerdos de seguridad y cooperación económica firmados hace más de 20 años.

A su vez, la región se hace eco de esta amistad anunciada a bombo y platillo. Casi 900 prisioneros han sido liberados en Yemen y en Arabia Saudí e intercambiados en el mayor canje de prisioneros desde octubre del 2020. Además, la visita de una delegación saudí a Saná la semana pasada dió alas a soñar con la paz. El embajador saudí Mohammed Al Jaber se reunió con el líder de los hutís en la capital yemení, Ali Qarshah. De esta forma, el régimen saudí da legitimidad a su enemigo de los últimos ocho años: los hutís insurgentes, aliados de Irán en el conflicto.

Alianzas recuperadas.

Alianzas recuperadas.

Padrinos saudís de Asad

También desde casa, los saudís avanzan con decenas de gestiones diplomáticas. Una delegación de Hamás ha realizado su primera visita en años a Arabia Saudí. Parte de la milicia palestina, encabezada por el líder del movimiento, Ismail Haniyeh, aterriza en el desierto saudí con la intención de mejorar sus relaciones con Riad después de que las tensiones aumentaran a medida que Hamás se acercaba a Irán y a los Hermanos Musulmanes. La semana pasada el ministro de Exteriores sirio, Faisal al Miqdad, realizó su primera visita a Arabia Saudí desde 2011 para "celebrar una sesión de conversaciones" y "alcanzar una solución política a la crisis siria".

El viaje de Miqdad se da en medio de un acercamiento entre los países árabes. Además, en las últimas semanas, Arabia Saudí se ha atribuido el liderazgo del proceso de rehabilitación de Asad en la región. El pasado viernes Riad acogió una reunión de la Liga Árabe para discutir la reincorporación de Siria que, aunque arrancó el compromiso de continuar las conversaciones para encontrar una solución política al conflicto, no se alcanzó el consenso. Tras la represión de los manifestantes por parte de las fuerzas de Asad en 2011, Siria fue ampliamente rechazada por los gobiernos árabes. El repudio regional culminó con la expulsión del país mediterráneo de la Liga Árabe.  

Algunos miembros, sobretodo Qatar, se oponen al regreso de Damasco a la organización. Pese a ello, Arabia Saudí planea invitar a Asad a la cumbre de la Liga Árabe que tiene programada para el 19 de mayo, según han contado algunas fuentes a Reuters. Su asistencia a la reunión, con un enorme potencial simbólico, marcaría el avance más significativo en su rehabilitación dentro del mundo árabe desde su suspensión en 2011. Durante los últimos días, Túnez, la cuna de las revoluciones de la Primavera Árabe, y Siria han anunciado su decisión de reabrir sus respectivas embajadas.

Consolidación de Qatar

En el Golfo, las alianzas también han cambiado en las últimas semanas. Y Qatar parece ser el más beneficiado por estos avances. Los tentáculos de la diplomacia saudí han llegado hasta sus países vecinos. En menos de una semana, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos han anunciado que retoman sus relaciones diplomáticas y vuelven a abrir sus embajadas justo dos años después de que levantaran el boicot árabe a Doha. Así, después de casi seis años de la decisión para boicotear a Qatar, los cuatro países enmiendan sus lazos con el Estado peninsular del Golfo Pérsico. 

Quién parece salir perdiendo de estos entendimientos es Israel. El primer ministro, Binyamín Netanyahu, parece convencido que la restauración de los lazos de Arabia Saudí con Irán tiene "muy poco" que ver con el Estado hebreo y que el acercamiento entre Riad y Teherán no afecta a sus perspectivas de paz con los saudís. "Arabia Saudí no se hace ilusiones sobre quiénes son sus adversarios y quiénes son sus amigos en Oriente Próximo; entienden que Israel es un socio indispensable para que el mundo árabe logre seguridad, prosperidad y paz", ha dicho en declaraciones a la CNBC. Aún así, el teléfono de Bibi, a diferencia del de otros líderes regionales, lleva días sin sonar.