Malestar social

Las protestas aflojan en Francia antes del último pulso parlamentario por las pensiones

Después de un 1 de mayo exitoso para los sindicatos, el descenso en la movilización evidencia los síntomas de fatiga en este ciclo de protestas, en que hubo cinco jornadas con cifras de manifestantes alrededor al millón de personas

Manifestación contra la reforma de las pensiones, este miércoles en París.

Manifestación contra la reforma de las pensiones, este miércoles en París. / AFP

Enric Bonet

¿Ha llegado el final del ciclo de protestas en Francia contra la reforma de las pensiones? Los sindicatos franceses organizaron este martes la 14ª —y quizás la última — jornada de huelgas manifestaciones contra la subida de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años (con 43 años cotizados para recibir una pensión completa). Entre 900.000 personas, según los sindicatos, y 281.000, según la policía, se manifestaron en todo el país contra la impopular medida. Ha representado la jornada de protestas menos masiva de los últimos seis meses, en que el bullicioso país vecino vivió la oleada de manifestaciones más multitudinarias del siglo XXI.

Después de un 1 de mayo exitoso para los sindicatos —representó el Día del Trabajador con un mayor número de manifestantes desde 2002—, el descenso en la movilización evidencia los síntomas de fatiga en este ciclo de protestas, en que hubo cinco jornadas con cifras de manifestantes alrededor (o superiores) al millón de personas, según los datos del Ministerio del Interior. También muestra las dificultades de movilizar una vez la medida ha sido aprobada —a través de un polémico decreto gubernamental—, promulgada y publicados el pasado fin de semana los primeros artículos en el diario oficial.

Los partidos afines a Macron multiplican las maniobras para evitar el jueves la votación de una propuesta de ley para derogar la impopular medida

"Es la última manifestación sobre el tema de las pensiones en este formato", ha reconocido este martes Laurent Berger, el secretario general de la CFDT, el sindicato francés con un mayor número de afiliados, desde las primeras filas del cortejo contestario en París. "No será la última jornada de movilización, la movilización continuará", ha defendido, en cambio, Sophie Binet, al frente de la CGT. Pese a estas incipientes discrepancias, la responsable de la segunda organización sindical del país ha insistido en que los sindicatos "seguiremos unidos".

Propuesta de ley para derogar la reforma

Esta coalición unitaria de todos los sindicatos —algo inhabitual en Francia— convocó esta 14ª jornada de protestas este martes con la mirada puesta en la Asamblea Nacional. En la Cámara baja, está previsto que se debata el jueves una propuesta de ley de la oposición que pide la derogación de la subida de la edad legal de jubilación. No obstante, los partidos afines al presidente Emmanuel Macron multiplicaron en las últimas semanas las maniobras para evitar que llegue a votarse (o lo haga vaciado de sustancia) este texto. 

La Comisión parlamentaria de Asuntos Sociales se pronunció en contra la semana pasada del principal artículo de esta propuesta de ley. La presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun Pivet, ya ha dicho que se opondrá a que el grupo centrista LIOT, impulsor de esta propuesta de ley, reintroduzca a través de una enmienda la derogación de los 64 años. Unas decisiones, poco habituales en el proceso legislativo en Francia, que mantendrán la rareza democrática de que una de las medidas icónicas del segundo mandato de Macron no haya sido votada en el Parlamento, donde el macronismo no cuenta con mayoría absoluta y la reforma de las pensiones no tiene un respaldo garantizado.

"El Gobierno utiliza todos los subterfugios para que esta reforma no sea sometida a una deliberación democrática", lamenta Fabrice Esteve, de 57 años, un profesor de formación profesional y militante de la CGT, presente en la manifestación en París. "Se trata de un mal símbolo sobre el estado de la democracia en Francia", añadía desde la misma protesta Agnès, de 71 años, una jueza jubilada e integrante del Sindicato de la Magistratura. Se mostraba crítica con "un sistema político que concentra la gran mayoría de los poderes en las manos del presidente".

"Hay menos manifestantes"

Entre 300.000 personas, según los sindicatos, y 31.000, según el Ministerio del Interior, desfilaron por los bulevares de la rive gauche parisina. Un ambiente pacífico y festivo predominó en buena parte de la manifestación. Se repitieron, sin embargo, los clásicos enfrentamientos entre agentes antidisturbios y los black-blocs en la cabecera de la protesta. Estos agitadores de extrema izquierda rompieron algunas vitrinas e incendiaron objetos del mobiliario urbano. La policía informó de 17 detenidos en la capital, según datos parciales de una jornada menos agitada que el 1 de mayo o el 23 de marzo.

"Hay bastantes menos manifestantes", reconocía Lu, de 25 años, una funcionaria municipal que llevaba una pancarta en que advertía "Sin retirada (de la reforma), no habrá Juegos Olímpicos". De hecho, un grupo de sindicalistas ocupó por la mañana la sede del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París, donde se celebrarán el año que viene. 

Pese al descenso en el número de manifestantes y la probable aplicación de la subida de la edad de jubilación, muchos manifestantes preferían ver el vaso medio lleno. "Gracias a estas protestas, han avanzado en la opinión pública las ideas de los sindicatos sobre el trabajo o los salarios", defendía Lu. Mencionaba las múltiples huelgas sectoriales de los últimos meses en que trabajadores de empresas diversas han logrado (o intentan conseguir) notables subidas salariales. Así ha sucedido con las obreras de la empresa textil Vertbaudet que lograron un aumento del 7% después de dos meses en huelga, pero también con los trabajadores de la ferroviaria SNCF, de Amazon o incluso de Disneyland. Un premio de consolación para la oleada sindical francesa.