GUERRA EN UCRANIA

¿Cómo te afecta la destrucción de la presa en Ucrania?

Ucrania hace balance del desastre mientras se enfrenta al pico de las inundaciones provocadas por la destrucción de la presa de Nova Kajovka. Los efectos de la catástrofe durarán décadas

Continúa la evacuación de afectados por la rotura de la presa de Jersón

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Miles de evacuados, 10.000 hectáreas de cultivos anegadas, decenas de toneladas de lodos tóxicos que afectarán a la costa occidental del Mar Negro... Ucrania hace balance del desastre mientras se enfrenta al pico de las inundaciones provocadas por la destrucción de la presa de Nova Kajovka, situada en el río Dniéper a su paso por la provincia de Jersón (en el sur del país). Los ucranianos que viven en el margen occidental del río se enfrentan a las consecuencias inmediatas del colapso de la presa y huyen con lo que pueden salvar -hasta ahora 1.750 personas han sido evacuadas; 1.500 en la orilla izquierda, ocupada por Rusia- pero los efectos de la catástrofe durarán décadas. Y no se circunscriben a Ucrania. En primer lugar, por las consecuencias para la seguridad alimentaria global que acarrea la devastación.

El daño a la producción de cereales y la subida de precios

La destrucción de la presa de Nova Kajovka -de la que Kiev y Moscú se acusan mutuamente- y la consecuente pérdida del embalse no solo provoca la escasez de agua potable para los civiles, también amenaza el riego para el cinturón agrícola que rodea una zona conocida por su producción intensiva. El embalse de Kajovka era "el corazón de uno de los sistemas de riego más grandes de Europa", según el grupo de expertos EastFruit, que subraya que son las regiones del sur de Ucrania las que proporcionan trigo, maíz, girasol y aceite de girasol, soja y harina de soja a los países de Oriente Medio, Asia, África y Europa. Un descenso de solo un metro en el nivel de agua es suficiente para que el sistema de riego deje de funcionar.

El informe del Ministerio de Agricultura ucraniano difundido tras la destrucción de la presa es demoledor: más de un millón de hectáreas no serán aptas para el cultivo porque la catástrofe impide el funcionamiento del 94% del sistema de riego de Jersón, el 74% de Zaporiyia y el 30% de la región de Dnipró. Esto pone en riesgo la producción de 4 millones de toneladas de grano, con un valor de 1.500 millones de dólares.

Si Ucrania es el primer estado de Europa en términos de superficie cultivable y el principal abastecedor de alimentos de más de 50 países, España es el primer receptor de cereal ucraniano solo por detrás de China (nuestro país importó de Ucrania el 80% del grano comprado en 2021, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación). España también es deficitaria en cereales, girasol y piensos y las consecuencias de la destrucción de la presa amenazan con provocar una tensión en los precios como la registrada en octubre de 2022, cuando Moscú bloqueó las exportaciones de grano ucraniano en pleno alza del IPC. También repercutirá en el acceso a los fertilizantes y en la ganadería. España podrá mantener el abastecimiento de cereales pero los precios se encarecerán; en los países en desarrollo se agravará la falta de suministro.

El retraso en la contraofensiva y el fin de la guerra

Los recientes ataques ucranianos han puesto a prueba a las fuerzas rusas en busca de puntos débiles a lo largo de la línea del frente. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski -que reitera que la explosión que destruyó la presa y la Central Hidroeléctrica de Nova Kajovka, controlada por Rusia desde febrero de 2022, solo pudo producirse desde el interior-, y el comandante de las Fuerzas Armadas ucranianas, Sergy Nayev, aseguran que la catástrofe no afectará a sus planes para lanzar la esperada contraofensiva que acelere el fin de la guerra. La realidad parece llevarles la contraria.

El objetivo de la contraofensiva ucraniana es una victoria militar y presionar a Moscú para entablar negociaciones de paz. Y la clave en dichas negociaciones será cuánto territorio pueda recuperar Kiev. La contraofensiva podría decidir la guerra si derivase en una victoria absoluta de uno de los bandos, pero los expertos rebajan las expectativas porque ni Rusia ni Ucrania parecen estar en condiciones de alcanzar ese punto.

La zona en la que se encuentra la presa, Jersón, era una de las más tranquilas de los frentes de guerra debido a la dificultad para cruzar el río Dniéper, que divide en dos la provincia y a los bandos enfrentados. Ahora las inundaciones complican cualquier acción ofensiva de las tropas ucranianas en esa zona, por lo que Rusia podrá desplazar efectivos hacia los frentes del Donbás, donde están teniendo lugar los primeros ataques ucranianos, y otros puntos más amenazados de un frente de guerra que tiene casi 1.000 kilómetros.

Kiev acusa a Rusia de haber volado la presa para intentar impedir avances en la contraofensiva, que en este punto de la geografía ucraniana encontraría el camino más corto hacia la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014 y que Ucrania quiere recuperar. El estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés) afirma por su parte que las imágenes "sugieren que la inundación arrasó con las posiciones ucranianas cerca de la orilla del Dniéper y obligó a las tropas ucranianas a evacuar mientras estaban bajo el fuego de la artillería rusa".

En los últimos días, además, han tenido lugar operaciones ucranianas destacables en la región de Zaporiyia, entre la ciudad de Jersón y la central nuclear, y en el sur de la ciudad de Donétsk, según fuentes de la OTAN citadas por la CNN.