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Congreso Laborista

Starmer eleva el tono contra la derecha populista en el Reino Unido y carga contra las "mentiras del Brexit"

El primer ministro británico ha instado a los suyos a defender un patriotismo basado en el "bien común" y alejado de la "división" alentada por el populista Nigel Farage

El primer ministro británico, Keir Starmer

El primer ministro británico, Keir Starmer

Lucas Font

Lucas Font

Liverpool

El primer ministro británico, Keir Starmer, ha lanzado un ataque sin precedentes contra la formación de derecha populista Reform UK en su discurso en el congreso anual del Partido Laborista. El imparable ascenso de la formación de Nigel Farage ha llenado de preocupación estos días el Centro de Exhibiciones de Liverpool, donde miles de militantes se han congregado para encontrar soluciones al hundimiento en las encuestas, y ha obligado a su líder a endurecer el tono contra sus rivales. Starmer ha presentado el momento político en el Reino Unido como una encrucijada entre “la decencia y la división” y ha cargado contra las “mentiras del Brexit”, alentadas por Farage. 

“Estamos ante una prueba, ante una lucha por el alma de nuestro país tan importante como lo fue reconstruirlo después de la guerra. Y todos debemos estar a la altura de este desafío”, ha asegurado el líder laborista ante la militancia. “Todos podemos ver estos vendedores de humo, a izquierda y a derecha, pero no tengáis ninguna duda: a ninguno de ellos le interesa la renovación nacional porque el declive es bueno para su negocio”, ha remarcado Starmer, quien ha acusado a Farage de “no gustarle” el Reino Unido y de apelar a los agravios y a la indignación para captar votos.

Dificultades económicas

Los laboristas han llegado a su congreso anual en su peor momento desde su aplastante victoria en las elecciones celebradas en julio del año pasado, debido en gran parte a las dificultades para reparar la maltrecha economía del país. Una situación que, según el primer ministro, es una herencia de los años de la austeridad de los gobiernos conservadores, del Brexit y del covid y que ha dado alas a los discursos “fáciles” de la derecha populista. “Son discursos tentadores que te dicen que hay una solución fácil, una cura médica: recortes de impuestos se pagan de forma mágica, un impuesto a la riqueza que de alguna forma resuelve todos los problemas. Son las mentiras del Brexit que vimos escritas en el lateral de un autobús”. 

Starmer ha reconocido que su propuesta económica, basada en la responsabilidad fiscal, supondrá la toma de decisiones que no gustarán a una parte de su partido. Un mensaje dirigido a la facción más crítica, liderada por el alcalde de Mánchester, Andy Burnham, que reclama una mayor flexibilidad presupuestaria para ayudar a las familias y reforzar los servicios públicos. Pero tanto el primer ministro como la ministra de Economía, Rachel Reeves, han alertado de que romper con las estrictas normas fiscales supondrá “perder el control” de la economía y serán las familias trabajadoras las que acaben pagando el precio, como ya ocurrió con el mini presupuesto de la exprimera ministra Liz Truss

Control migratorio

Starmer ha pedido a los votantes que no cedan ante los discursos populistas en materia económica, al mismo tiempo que ha tratado de reivindicar una idea de patriotismo basada en la diversidad y en el bien común. “Este no es un momento para divisiones, sino para unir al país. Así es como lucharemos en las elecciones [regionales y locales] del próximo año, como patriotas de nuestras grandes naciones. Esto es lo que somos”, ha asegurado el líder laborista, en un intento de recuperar unas banderas utilizadas cada vez más por la derecha populista en las protestas contra la inmigración.

A pesar de su defensa de la diversidad, el Gobierno ha defendido en este congreso el endurecimiento de sus políticas migratorias, incluidos los nuevos requisitos para poder optar a la residencia permanente en el Reino Unido. Tanto Starmer como la ministra del Interior, Shabana Mahmood, han presentado el control migratorio como la única forma de luchar contra la explotación laboral y el tráfico de personas, pero una parte del partido ve con recelo el giro a la derecha del Ejecutivo en esta materia. 

Sin embargo, la posibilidad de que Burnham pueda suponer una amenaza seria para el liderazgo de Starmer todavía se presenta remota. El líder laborista todavía cuenta con el apoyo de una parte importante de su partido, a pesar de que el congreso de la formación ha dejado clara estos días la inquietud que se respira entre la militancia ante los malos pronósticos electorales. Las elecciones locales y regionales del próximo año serán la próxima prueba de fuego para un primer ministro que por ahora está tocado, pero no hundido.

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