En más de una ocasión habremos visto paredes de piedra llenas de monedas en alguno de los bares compostelanos, sobre todo en la rúa del Franco y sus alrededores. Y es que si en lugares emblemáticos del planeta como la Fontana di Trevi, los turistas habitúan tirar sus monedas al agua, los muros de piedra se fusionan con los reflejos del cobre en el casco antiguo de Santiago de Compostela.

Esto se ha convertido en toda una tradición en Compostela, que tiene como base un ritual muy sencillo: llegar a un establecimiento, observar su pared de piedra y colocar una moneda en sus ranuras. Sin embargo, el significado de la tradición no es tan sencillo de identificar y está rodeado de diversas teorías.

No está tampoco claro cual fue el primer espacio de Santiago en llenarse de esta característica decoración, pero sí parece que surgió de manera espontánea por parte de los clientes de los propios establecimientos. Algunos de los primeros locales compostelanos que empezaron a ver cubiertas sus paredes fue A Casa das Crechas, Paraíso Perdido, Novena Porta o el restaurante Abellá.

Esta costumbre se fue extendiendo y ha sido adoptada por lugares de más tardía apertura en rincones de toda Galicia, como es el caso del popular Fogar de Breogán, en Santiso.

Monedas en las paredes de bares compostelanos. Restaurante O Filandón TRIPADVISOR

Diversas teorías rodean la tradición de las monedas en las paredes de los restaurantes de Santiago

Las rumores no terminan de ponerse de acuerdo acerca del motivo que llevó a iniciar esta tradición compostelana. Muchos afirman que antiguamente era una forma de dejar propina, otros que realizar ese gesto atrae la suerte e incluso algunos dicen que se hace a modo de recuerdo, para dejar una pequeña huella de su visita al local.

También está muy aceptado que se trata de una prueba. Si colocas un la moneda y no se cae, quiere decir que volverás. Además, mientras pones la moneda en el muro, son muchos los que sugieren pedir un deseo. Por pedir que no sea.

Sea cual sea la teoría correcta, los muros de los bares compostelanos son ya difíciles de imaginar sin esas pequeñas monedas brillantes, un cariz mágico más de los espacios de la capital gallega. ¡Que siga la tradición!