Camiones y casetas de madera sufragados con el canon eólico
Gonzalo Trenor, delegado territorial de la Xunta en A Coruña, supervisó ayer las actuaciones llevadas a cabo en los ayuntamientos de Mazaricos, Val do Dubra y Trazo, por casi trescientos mil euros y al amparo del Fondo de Compensación Ambiental, que mitiga los efectos del establecimiento de parques eólicos.
Así, y a través de esta línea de la Vicepresidencia Primeira e Consellería de Presidencia, Xustiza e Turismo, el Ejecutivo gallego invirtió en los municipios de Trazo y Val do Dubra más de 84.000 euros.
Y, precisamente, fue en la capital dubresa, Bembibre, donde Trenor supervisó los nuevos equipos suministrados para la brigada municipal de Val do Dubra y Trazo gracias a la mencionada aportación de la Xunta de Galicia, que permitió la adquisición de un camión basculante con grúa, un camión portacontenedores con gancho, cinco nuevos contenedores y un remolque con equipo de limpieza a presión.
En cuanto a la utilización de dicho fondo por parte del Ayuntamiento de Mazaricos, desde la delegación territorial informan que en este municipio destinaron más de 197.000 euros al suministro de soportes para contenedores de recogida de RSU, a la construcción de un stand prefabricado de madera para aula de la naturaleza, a la mejora de la eficiencia energética del recinto ferial polivalente y también a distintas actuaciones de desbroce mecanizada y limpieza de carreteras, pistas y caminos rurales, tal como confirmaba el mandatario local, Juan José Blanco, acompañado de la secretaria territorial de la Xunta, Patricia Franco, y del portavoz del Partido Popular en este concello, Sergio Noya.
En el marco de este fondo, que cuenta con un presupuesto de 12,5 millones y se nutre del canon eólico a las energéticas, la Xunta financia actuaciones en los ayuntamientos dirigidas al incremento de la eficiencia en el aprovechamiento de los recursos energéticos renovables, de la sostenibilidad, de la biodiversidad y del uso recreativo y educativo de los recursos de Galicia.
Respecto a la distribución en las comarcas objeto de la visita, Trenor informó que a través de la orden del Fondo de Compensación Ambiental se repartieron más de 658.000 euros en un total de trece proyectos de la comarca del Barbanza para los municipios de Boiro, Carnota, Lousame, la Mancomunidade de Concellos Serra do Barbanza, Mazaricos, Muros, Outes, A Pobra do Caramiñal, Porto do Son, Ribeira y Rianxo.
En lo que atañe al entorno santiagués, desde el Ejecutivo autonómico elevaron a más de 416.000 euros los importes repartidos en dieciséis proyectos distribuidos por los municipios de Arzúa, Boimorto, Boqueixón, Brión, Dodro, Frades, Melide, Negreira, A Baña, Mesía, Padrón, Rois, Val do Dubra, Trazo, Toques, Tordoia y Touro.
El Fondo de Compensación Ambiental tiene como finalidad la aplicación de actuaciones globales destinadas a la conservación, reposición y restauración del medio ambiente y reequilibrio territorial, y entre las actuaciones objeto de subvención figuran desde campañas divulgativas y de sensibilización medioambiental hasta proyectos de eficiencia energética en la luz pública y de reducción de la contaminación lumínica y protección de los cielos.
Delegado territorial de la Xunta en A Coruña
Por su parte, el delegado territorial en A Coruña, Gonzalo Trenor, subrayaba que estas ayudas “son posibles grazas á aprobación, en 2009, da lei pola que se regula o aproveitamento eólico en Galicia e se crean o canon eólico e o Fondo de Compensación Ambiental, xa que antes os concellos non percibían nada polos muíños de produción de enerxía eléctrica instalados nos seus territorios”.
De la misma manera, el responsable autonómico quiso hacer hincapié en que “estas axudas van destinadas a financiar iniciativas orientadas á conservación da biodiversidade, ao impulso da eficiencia, ao uso sostible das enerxías renovables e á restauración e reposición do medio ambiente e reequilibrio territorial, polo que son de gran utilidade para os concellos”, unos apartados que no siempre se priorizan por parte de la administración.
Penso que ninguén cuestiona a utilidade das enerxías renovables, entre elas a eólica, para Galicia. E tampouco hai quen dubide da redución de gases de efecto invernadoiro que acadamos con elas. Agora ben: isto é Galicia, e temos na paisaxe non só un dos patrimonios naturais máis vencellados á poboación de toda Europa, senón que co tempo rematará por se converter nunha fonte de ingresos en base ao turismo. Por iso non se entende que primaran os intereses das compañías para ocupar algunhas das franxas verdes máis emblemáticas –o da zona do Pindo tería que rematar con alguén na cadea– en base a criterios técnicos, e non se lles obrigase a estudar a súa implantación, por exemplo, no mar. A que agardan, logo?