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ENTREVISTA
Entrevistamos a tres de los impulsores de la Sociedad de Fomento Forestal de Cuns (Serra de Outes,
A Coruña), Francisco Dosil (presidente), Álvaro Dosil y Ramón Romarís, integrantes de la directiva

“Agrupar la gestión del monte le confiere valor y mejora la prevención de incendios”

El monte de Cuns (Serra de Outes, A Coruña) era en 2012 un puzle irresoluble de pequeñas parcelas particulares que habían quedado en abandono, tras un incendio ocurrido seis años antes. En vista del panorama, un grupo de jóvenes de la aldea se decidió a impulsar la Sociedad de Fomento Forestal (Sofor) Somos Cuns, que agrupó en una gestión unas 1.200 parcelas que suman 80 hectáreas. Hablamos con tres de las personas que impulsaron la Sofor, su presidente, Fran Dosil, y dos integrantes de la directiva, Álvaro Dosil y Ramón Romarís.

Fran Dosil: ingeniero de formación y actualmente ligado al mundo empresarial, con proyectos en el ámbito rural, tecnológico y sanitario.

Álvaro Dosil: doctor en Física e ingeniero de formación, cofundador de la empresa tecnológica de análisis de datos Triple Alpha.

Ramón Romarís: experto cantero, que desarrolla su actividad en este campo en el rural.

¿Cómo surgió la idea de agrupar las fincas particulares de cada vecino en una Sociedad de Fomento Forestal (Sofor)?

Fran Dosil: La idea surgió años después de un incendio que habíamos tenido en el monte en el año 2006. Hablando un día entre los jóvenes de que se tendría que hacer algo con el monte, que estaba totalmente abandonado, pensamos en iniciativas y vimos que crear una Sofor era una opción con unas bases legales que nos parecían seguras. A partir de ahí, comenzamos a hablar con los vecinos y a convencerlos.

Álvaro Dosil: Empezamos con el proceso a finales de 2012 y en octubre de 2015 nos constituímos oficialmente. Nuestro objetivo inicial era que el monte no ardiese porque desde los incendios de 2006 no se había hecho nada en el monte y había mucha maleza. El monte era un polvorín y cualquier incendio próximo que nos alcanzase, era un peligro.

¿Qué recibimiento tuvo entre los vecinos la iniciativa de agrupar la gestión del monte?

Fran Dosil: Somos una aldea peculiar, con bastante cultura de trabajar en conjunto para solucionar problemas. En torno a un 90 -95 % de los propietarios se sumó a la Sofor, los fuimos convenciendo y no encontramos trabas. Hay una pequeña parte que no entró, pero que una persona no entre en la Sofor no supone que vayamos a llevarnos mal. Seguimos teniendo buena relación, simplemente tiene una opinión diferente y quizás el día de mañana sí decida entrar.

Álvaro Dosil: A día de hoy, todos los vecinos están satisfechos y quieren que esto siga avanzando. Descargaron en la Sofor la obligación de tener que atender el monte, que no les daba beneficios e implicaba un trabajo duro.

Cuando creásteis la Sofor, comentábais que el monte estaba abandonado. ¿Cuál es la situación actual?

Ramón Romarís: Antes del incendio, nuestro monte estaba arbolado fundamentalmente con pinos y tras quemarse se regeneró de forma natural, pero con masas muy densas, así que practicamos un clareo inicial, en el que ordenamos los árboles en calles. Ese fue el primer trabajo, después hicimos una poda y más tarde ya tuvimos apoyo de la Administración, que subió esa poda y ejecutó trabajos de desbroces mecanizados y manuales.

Fran Dosil: También por nuestra cuenta plantamos pino de mejora genética, un proyecto de un total de 4 hectáreas, para comprobar cómo funcionaba este pino.

Álvaro Dosil: A nivel de reforestaciones, aprovechamos además para plantar la parte alta del monte, que es una zona que sufría frecuentes incendios y que ninguno de nosotros recuerda ver arbolada.

Estáis trabajando principalmente con pino, una especie que la Fundación Arume está impulsando en Galicia. ¿Qué perspectivas de futuro le veis al pino?

Fran Dosil: Comenzamos a trabajar con el pino porque es una especie forestal que funciona bien aquí. Aparte de la reforestación con planta de mejora genética, estamos regenerando de forma natural algunas parcelas, ya que en esta zona tenemos una familia de pinos propia que se da muy bien y de muy buena calidad. Es un pino que queríamos mantener. En cuanto al futuro, en el monte tenemos la misma preocupación que todos los propietarios, la de ver cómo evolucionan los precios. Nuestra intención es introducir más especies para que este proyecto sea rentable y sostenible, sin depender de una sola especie ni de los fondos de la Administración.

¿Habéis vendido ya madera en conjunto a través de la Sofor?

Fran Dosil: Por el momento no porque no tenemos masas en turno de corta. Lo que sí hicimos, cuando creamos la Sofor, fue una gestión previa de venta conjunta para todos los propietarios. Fue una experiencia buena porque al vender todos juntos, tuvimos un volumen importante de madera y conseguimos una mejora de precios sustancial. Fue además la primera vez que aquí se vendió a tonelada y no por lote de pequeñas talas.

Álvaro Dosil: Un problema que teníamos además por el minifundio era que se daban muchos casos de propietarios que querían vender madera y no había quien la quisiera. Piensa que hay muchas fincas de 200 metros cuadrados o menos y al maderista no le compensa ir al monte a cortar cuatro pinos.

En el desarrollo de la Sofor, ¿con qué trabas os habéis encontrado?

Fran Dosil: El problema más grande que tenemos son los enclavados. La mayor parte de los propietarios entraron en la Sofor, pero los que quedaron fuera, tienen parcelas en cada parte del monte, lo que nos impide tener continuidad de fincas para ejecutar los trabajos. Otro problema serio es que los planos de Catastro no coinciden con la realidad; entonces cuando pides una subvención, pierdes un porcentaje importante de las ayudas por esos errores de cartografía.

Álvaro Dosil: De hecho, en el tema de enclavados, en varias reuniones que tuvimos con la Xunta siempre le reclamamos que una vez que una Sofor se ponga en marcha y tenga una acogida mayoritaria, por lo menos de tres cuartas partes de los propietarios, haya una legislación que obligue a los propietarios restantes a tener el mismo nivel de gestión de forma automática.

En el monte se aprecia mucha diferencia entre las parcelas de la Sofor y algunos enclavados que continúan abandonados. ¿Eso tiene solución?

Fran Dosil: Es complicado. Sí es cierto que ha salido una normativa que obliga a que los enclavados que están dentro de una Sofor tengan el mismo nivel de gestión que la Sofor. Eso es algo que crea presión entre los propietarios. De todas formas, en nuestro caso, lo que siempre intentamos fue que se sumaran un 99 % de propietarios de forma voluntaria. Por eso estamos planteando una ampliación de capital, para que entren los vecinos que en un principio no entraron o que los que ya están, incluyan más parcelas.

En los montes particulares, el perfil del propietario es habitualmente de personas de mayor edad. Sorprende ver en vuestro caso un grupo de gente joven. ¿Creéis que vale la pena todo el esfuerzo dedicado al monte?

Fran Dosil: Estamos trabajando para los propietarios actuales, pero estamos solucionando un problema que nos llegaría a nosotros en un futuro. El día de mañana tendremos una parcela dentro de una sociedad y solucionaremos un problema importante de herencias y partillas, porque fincas sin valor que eran un problema pasarán a tener valor dentro de la sociedad.

Álvaro Dosil: Y además el primer objetivo que hablamos cuando montamos la Sofor, que era que el monte no ardiese. Vemos que el peligro de incendio bajó de forma radical.

Aldea modelo, un nuevo proyecto para poner en valor labradíos en abandono

El éxito de la experiencia de la Sofor ha animado a los vecinos de Cuns a impulsar un nuevo proyecto para la gestión conjunta de sus tierras, en este caso de los prados y labradíos que circundan las viviendas. La intención es crear una aldea modelo, una figura apoyada por la Consellería de Medio Rural para prevenir los incendios.

Con la aldea modelo, los vecinos trabajarán prados que habían quedado abandonados y plantarán especies como manzanos o castaños para fruto. También valoran introducir animales como porco celta, cabras o vacas autóctonas, que además podrían utilizar en el monte de la Sofor para controlar el matorral.

06 nov 2020 / 00:00
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