Conflicto vecinal en Carnota con una pareja que alquila viviendas y después no paga

Existen dos tipos de ocupas: los de segunda, aquellos que ocupan viviendas deshabitadas, y los de primera, que la alquilan con total normalidad y, bien desde el primer mes o con posterioridad, dejan de pagar la mensualidad correspondiente. En este caso, pese a ser una obligación establecida en los contratos, los arrendatarios suelen justificar los impagos con excusas. Lo cierto es que, ante una deuda que va en aumento, a los caseros no les queda más opción que denunciar y enfrentarse a un largo proceso legal para recuperar su casa y las cantidades adeudadas. Y ha pasado en Carnota.

En los últimos días, esta modalidad de ocupación ha generado gran crispación entre los vecinos de la parroquia carnotana de Lariño. Según ha podido saber este diario, un matrimonio llegó recientemente a Lariño, donde alquiló una vivienda para la totalidad del año. Todo ello sin imaginarse que se trataba de una pareja que acaba de ser desalojada de una vivienda de O Pindo después de un año de batalla judicial.

Quizás lo que menos se imaginaban los nuevos vecinos era que se encontrarían de frente con los habitantes del lugar que, tras ser conocedores de los antecedentes, organizaron caceroladas enfrente de la casa alquilada para exigir a los inquiocupas que abandonasen la misma.

El pasado sábado convocaron una concentración a la que se acercaban cerca de cien lugareños con cazos y silbatos. Hasta el lugar se desplazó la Guardia Civil alertados por la llamada de los ocupantes de la vivienda, quedando disuelta la concentración sin ningún tipo de altercado.

El domingo volvieron a la carga y se manifestaron de nuevo, acudiendo varios vecinos a la cita con el fin de dialogar y poner fin a la situación de forma pacífica. Según comentaron, ante esta situación, los forasteros manifestaron su intención de abandonar la casa en el plazo de dos días, previsiblemente este martes. Aunque según le consta a EL CORREO, este lunes se les podía ver cargando sus enseres en un taxi.

Este modus operandi es una plaga que afecta a multitud de propietarios gallegos.