En Ribeira se lucen pescados y mariscos XXL

De lo bueno, lo mejor. Y de lo mejor, lo supremo. Bajo los rigurosos controles de calidad y trazabilidad del sello PescadeRías y de la ecoetiqueta Pescaenverde, por la lonja de Ribeira (recuerden: el puerto de pesca de bajura más importante de Europa) pasan a diario pescados y mariscos de la mayor calidad... y también del mayor tamaño.

Rara es la semana en la que los trabajadores y comercializadores que operan en la rula no se hacen selfies con las estrellas del parqué salado: un rodaballo de 10,7 kilos; un besugo de 3,7; una lura de casi 3; un pargo de 7,6; un bogavante de 5,5; un lenguado de 2,5; un mero de 17 y otro de 38; un pez espada de 88 y otro de 219... Como ven, alguna de estas piezas puntúa más en báscula que España en Eurovisión.

El sello PescadeRías es garantía de una pesca artesanal en la que no transcurren más de 24 horas desde la captura hasta la venta en lonja. Y lo cierto es que estos ejemplares XXL vuelan: se los quitan de las manos a los operarios en las subastas.

A veces, los barcos llegan a puerto con especies tan raras que hasta los marineros más ilustrados son llamados a consultas. Ocurrió hace unas semanas con un extraño cefalópodo de 7,1 kilos. Los subastadores consultaron con expertos en la materia. ¿La respuesta? Ommastrephes caroli, una especie que, al menos de semejante tamaño, es poco habitual en las lonjas y que ni siquiera fue incluida en la Guía de Moluscos de Galicia. Una curiosidad: los ejemplares de entre 60 y 150 milímetros de longitud de manto son capaces de propulsarse fuera del auga y planear largas distancias, dando origen al nombre vernáculo de la especie: pota voladora. ¿Cómo se quedan?