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PECIOs. Cerca de la isla de Rúa, a veinte metros de profundidad, está el carguero hundido en 1977 // Del vapor quedaron frente a Sálvora unas chapas TEXTO S. Souto

Ruta submarina entre el ‘Aries’ y el ‘Santa Isabel’

La del Barbanza es una de esas comarcas que ofrece la posibilidad de disfrutar de sus recursos turísticos con impresionantes perspectivas por tierra, mar y aire. Ya sea subiéndonos a un mirador sostenido a 678 metros de altura (el del Monte Muralla, entre Rianxo y Lousame) o sumergiéndonos en las profundidades de la ría de Arousa para realizar rutas submarinas rodeados de una amplia diversidad de especies y de algún que otro pecio con historia.

Esta última es una opción más para conocer la importancia de la tradición, la cultura y la actividad económica de los concellos que integran la comarca (Ribeira, Boiro, A Pobra y Rianxo). En esta época del año, la corriente del Golfo baña las costas atlánticas gallegas, circulando de sur a norte, con aguas cálidas empujadas hacia el interior de la ría por el viento dominante: el suroeste. Ello ocasiona que las aguas de la ría sean claras, con una visibilidad de hasta 15 metros, y que alcancen temperaturas de hasta 16º C.

Una de las rutas más interesantes es la que invita a visitar el pecio del Aries, un carguero de 47 metros de eslora que tenía su puerto base en A Coruña y que realizaba una línea regular entre Galicia y Marrueco,s transportando madera, cuando se hundió el 7 de diciembre de 1977.

Volvía de Casablanca y las condiciones meteorológicas en la ría eran adversas, lo que propició que en la bocana el buque se quedara sin timón. Carente de toda maniobrabilidad, colisionó con el bajo de As Lobeiras Chicas. Afortunadamente, toda su tripulación logró salvarse.

El pecio del Aries se encuentra a unos 200 metros al nordeste del bajo As Lobeiras de Terra, en las proximidades de la isla de Rúa.

Reposa sobre un fondo de arena a unos veinte metros de profundidad (la parte superior del puente está a sólo nueve). Quien decida ir a verlo debe tener en cuenta que el barco era de hierro, por lo que la degradación del casco fue dejando zonas punzantes y cortantes que suponen un peligro para el buceador.

Se conserva entero, y en su estructura habitan nécoras, centollas, fanecas, pintos y maragotas. Bajo la arena, vieiras y volandeiras.

Y, en las inmediaciones de la isla de Sálvora, se encuentran también los últimos restos del vapor Santa Isabel (que se hundió el dos de enero de 1921). En este caso, una semana después del naufragio la compañía Transatlántica decidió despiezarlo y venderlo para chatarra, encargando los trabajos a la empresa Secundino Pardiñas, de Muros. El hierro fue a parar a la desaparecida fundición Alemparte, de Carril, y lo poco aprovechable pasó a otros buques de la Transatlántica.

Se llevaron todo, incluida una caja fuerte que guardaba más de un millón de pesetas de la época. Entre los múltiples objetos recuperados figuraban piezas de la vajilla de plata, joyas y otros efectos de valor del pasaje. Hoy, a unos cuarenta metros de profundidad, sólo quedan unos pocos restos de la embarcación: algunas chapas del casco y parte de las turbinas de vapor.

Pero también esta tumba submarina del Santa Isabel es un lugar de peregrinación para los amantes del buceo. La empresa Wildsea Europe ofrece una ruta submarina de cuatro horas de duración en ese punto por cuarenta euros, y también ofrece inmersiones para visitar el pecio del buque Aries.

areadecompostela@elcorreogallego.es

01 mar 2021 / 01:00
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