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Los integrantes del equipo y el objetivo común

Jesús Baleato

Jesús Baleato

En este mundo del fútbol se pasa del amor al odio en un instante. En el Compostela se pasó de idolatrar al carismático Fabiano a defenestrarlo en un tris tras y cuando el equipo caminaba de segundo en la clasificación. La junta directiva insiste en que hasta esta semana nunca se habían cuestionado ni el trabajo ni las decisiones de Fabiano, de golpe se siente traicionado. Las cosas cambian en Santiago y también cambiaron, en su día, en La Coruña donde despacharon por la puerta de atrás a Lucas Pérez y ahora vuelve como ídolo a ver si salva al Deportivo. Está difícil dar con la tecla en los equipos gallegos. Cambiaron al piloto en Vigo, en Lugo (cuatro veces), en La Coruña y en Santiago, entre otros. Vi jugar al Compostela en directo y en TV varias veces. Los jugadores estilizados, con velocidad física, muy aptos para el contraataque, en amplitud y profundidad, ofreciendo buenos registros en la primera vuelta, con juego alegre y muy buen tono físico. En la segunda vuelta decayó en los marcadores y, contra los equipos peor clasificados, el equipo bajó de rendimiento por sí mismo y por la forma de jugar de los rivales, ya controlan las características de los jugadores y saben del juego del equipo, conocen sus fortaleces y sus limitaciones, no le dejan espacios y ahí, el equipo, es poco eficaz y con menos opciones de marcar. El comunicado oficial dice que la causa principal son las diferencias con el segundo entrenador y el preparador de porteros. Pudieron los segundos. Son muchos movimientos en esta entidad para un solo año. No renovó Rodri como entrenador, fichaje estrella de Fabiano, la confusa marcha de Quinteiro, nuevo presidente, el desembarco de nuevos miembros e inversores, socios o abonados y ahora despido de Fabiano también sorpresivo. Me cuesta creer en estas divisiones y en el mal rollo. El trabajo en equipo,una labor que se lleva a cabo a través de un conjunto de integrantes que tienen un objetivo común, aunque cada uno desarrolle sus tareas de forma individual para conseguirlo. Recuerdo la reflexión de hace dos semanas para aplicarla a este hecho: “Cuando el jugador se enfunda la camiseta del equipo debe desaparecer el yo y aparecer los colores, el escudo, el grupo y el equipo” y se puede hacer extensible a todos los demás componentes. Ascender es el objetivo que se marcaron en la dirección blanquiazul, pero la casa está demasiado inestable y, en todos los tiempos, los conflictos de despacho se trasladan al verde más temprano que tarde. Queda la opción de la promoción para ascender, porque la extraordinaria campaña del Arenteiro, líder intratable e incansable del grupo uno de la Segunda Federación, acapara el puesto y visita S. Lázaro domingo. Para el ascenso también vale la vía del play off y no acceder a ella, en mi opinión, sí que sería un rotundo fracaso para el Compostela. Ascender ya es una cuestión diferente, el camino que falta está lleno de obstáculos, es tortuoso y la competencia es mucha y de buen nivel. Quedan 7 jornadas para conseguirlo y valorar el acierto o error del despido de Fabiano, la primera jornada sin él, fue un pequeño paso, se sumó un punto y se metió un gol. Varios equipos pisan los talones y no se puede pedir menos que quedar entre los cinco primeros al final de la liga regular, no conseguirlo podría ser motivo más que suficiente para que los responsables del cese del entrenador hiciesen las maletas y acompañasen en el viaje de despedida a Fabiano. Por lo que leo y escucho la afición no entiende esta decisión. Los hechos son los que son y ahora toca enderezar el rumbo, evitar el naufragio y no anclarse en la orilla. Todo esto también es un examen para los dirigentes, el tiempo dirá si sus actuaciones son para bien.