{ POLÍTICAS DE BABEL }

Desaliento en Cuba

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

EN LAS ANTILLAS MAYORES se habla hoy de los resultados de las elecciones parlamentarias celebradas en Cuba hace siete días. Nuestros hermanos cubanos, tanto dentro de la Isla, como en su diáspora, muestran su desconsuelo ante una situación desalentadora. A nivel político, aparenta que poco más se puede hacer para cambiar un férreo régimen comunista que aspira a seguir imponiendo la Revolución iniciada en 1959, aun a costa de cercenar los derechos fundamentales de su pueblo. Los comicios legislativos son interpretados aquí como la pantomima de una lista cerrada de 470 congresistas; candidatos únicos de la cúpula económica y militar afín al régimen, elegidos para seguir manteniendo, a partir del próximo 19 de abril, el control absoluto de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Este año, las elecciones sonaban a referéndum sobre la gestión de Miguel Díaz-Canel desde su llegada al poder en 2018; una especie de plebiscito ante la renovación del Presidente. De ahí su nerviosismo en una Cumbre Iberoamericana que abandonó antes de lo previsto. Y aunque era difícil tumbar su ratificación (que será hasta 2028), o la de los 470 escaños de la Asamblea debido a un sistema de partido único, y a que el Partido Comunista de Cuba (PCC) en el artículo 5 de la Nueva Constitución del 10 de abril de 2019 sigue como “la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”, la cornucopia del poder económico, militar y político, y el propio Presidente, temían que una abstención elevada deslegitimara los resultados. Así se explica la presión sobre aquellos que veían en la no participación (que debía ser superior al 50%) el único voto posible contrario al castrismo.

La abstención, el voto nulo, y el voto en blanco, son las armas frente al Gobierno, y la única vía de protesta, de una disidencia cada vez más perseguida. No en vano, los observadores fueron vetados; y muchos activistas, disidentes, opositores y periodistas, hostigados y hasta detenidos. Quizá por eso, por los cortes en los servicios de Internet, y porque las campañas electorales están prohibidas, la apatía, la frustración y la rabia sucumbieron al miedo, y el “no voto de castigo” no fue tan alto como se deseaba (un 25%), especialmente tras las protestas del pasado verano y, sobre todo, la rebelión social del 11 de julio de 2021 (que supuso el arresto de más de mil manifestantes). La antaño Perla del Caribe seguirá sufriendo apagones, desabastecimientos, y la debilidad del peso; así como malviviendo bajo una dura crisis económica, y generando el mayor éxodo migratorio (sobre todo juvenil) de las últimas seis décadas (casi 350.000 cubanos en apenas año y medio); todo ello pese al acercamiento al país mostrado por un Joe Biden más diplomático y menos restrictivo con las remesas y los vuelos a la Isla.